comparte

Cine, "El testigo invisible": Scamarcio se pone amarillo

En cines la película de Stefano Mordini con Riccardo Scamarcio, Miriam Leone, Fabrizio Bentivoglio y Maria Paiato – La película está ambientada en las montañas y es un thriller inspirado en la “escuela escandinava” – TRAILER.

Cine, "El testigo invisible": Scamarcio se pone amarillo

Juicio del autor: Resultado de imagen de dos de cinco estrellas

El año que acaba de terminar ha sido horrible para los cines italianos: según datos de Cinetel (Anec y Anica), la recaudación de 2018 disminuyó en más de 30 millones respecto a años anteriores. Muchos se preguntan por qué y cómo es posible que, a pesar de una historia gloriosa y un presente promisorio de nuestro universo de producción cinematográfica, los espectadores de nuestro país acudan cada vez menos al cine. Entre las muchas razones, proponemos una que concierne a la película de esta semana: El testigo invisible, dirigida por Stefano Mordini y protagonizada por Riccardo Scamarcio, Miriam Leone, Fabrizio Bentivoglio y Maria Paiato.  

La trama es sugerente. y propone una ambientación clásica del género thriller: en una habitación de hotel, cerrada por dentro, en las montañas, tiene lugar un asesinato. Un joven y astuto empresario encuentra el cuerpo de su amante junto a él y cuando la policía irrumpe, se sospecha que es el autor de la muerte de la mujer. Al parecer todas las pistas conducen a él y, a través de una nota de abogado, intentará demostrar su inocencia. Obviamente no desvelaremos el final que será suficientemente sorprendente. 

La intención de los guionistas es buena y, en estos días, un buen thriller nunca está de más. Lástima, sin embargo, que se utilicen dos cánones narrativos para muchos aspectos abusados. El primero hace referencia a las "atmósferas nórdicas" típicas de las películas escolares escandinavas (un nombre sobre todo: rosa Larsson con su trilogía nórdica). Para ambientar una película de este tipo, el gris invernal y el blanco de la nieve son excelentes fondos para generar esa necesaria sensación de misterio, silencio, opacidad. Todo funciona, siempre que exista la posibilidad de mezclar bien las tomas exteriores con las habilidades de actuación. En este caso, no parece haber funcionado y mientras en la primera parte todo transcurre con su propia lógica, en la segunda parte hay un giro muchas veces incomprensible. El segundo canon es el de la dislocación temporal indefinida: la historia no tiene referencias a cuándo ocurren los eventos importantes, las piedras angulares de la historia, en qué secuencia. Puede funcionar en un misterio pero, de nuevo, siempre que todo pueda parecer lógico y plausible. En este caso, en cambio, solo genera confusión y el espectador sólo tiene que tomar nota de los artificios y saltos de escena. 

Nota sobre los actores: es muy difícil encontrar un buen actor para todos los papeles. La versatilidad, la capacidad de adaptarse a personajes radicalmente distintos, no es común a todos. Por el contrario, es más fácil que muchos buenos actores se utilicen más porque están "a la moda" que por su habilidad. Este nos parece que es el caso Riccardo scamarcio ahora distribuido en muchas películas como el perejil, junto con toda la compañía de gira que hace furor en los cines italianos (ver en FirstOnLine revisión de la semana pasada con Los mosqueteros del rey). Así que volvamos a la premisa: hay muchas buenas razones por las que el cine italiano va mal y hemos escrito sobre ello varias veces. Uno de ellos es la dificultad de encontrar buenos temas, encomendados a manos hábiles para dirigir y convencer a los actores en la interpretación. Cuando el mercado se empeña en proponer siempre la misma sopa más o menos caliente, no es de extrañar y entonces es inútil hacer la guerra a Netflix que, sin embargo, tiene el mérito de buscar nuevos caminos y nuevos modelos de producción y distribución. El testigo invisible aparece precisamente como el paradigma de esta situación, donde no faltan las buenas intenciones y falta la buena realización.

Revisión