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Ciclismo, París-Roubaix: Gilbert triunfa sobre adoquines

Para el belga valón, rey de la carrera, es la quinta victoria en un "monumento clásico" - Otra derrota del Sagan, embalado en la final, que se tiene que conformar con la quinta plaza

Ciclismo, París-Roubaix: Gilbert triunfa sobre adoquines

Las piedras de Roubaix hacen brillar cada vez más la estrella de Philippe Gilbert mientras certifican el empañamiento de la de Peter Sagan. Preciosa edición la de este año, que protagonizó una despiadada selección sobre los polvorientos e inconexos caminos de ovejas de los adoquines franceses, protagonizada por los grandes nombres de los clásicos del norte que no escatimaron ataques y contraofensivas hasta la extenuación, en un escenario de otros tiempos que amplía los esfuerzos y riesgos por naturaleza inherentes al ciclismo. Se impuso un extraordinario Gilbert que batió con facilidad en el sprint al alemán Nils Politt, el último en resistir al "príncipe" valón en la pugna final. Campeón del mundo en 2012 en Limburgo, para Gilbert es la quinta victoria en un clásico-monumento tras los dos éxitos en Lombardia (2009-10), los de Lieja-Bastoña-Lieja (2011) y la Ronde (2017). Todo lo que necesita es Sanremo (mejor resultado, dos terceros lugares en 2008 y 20011) para alcanzar a los tres grandes belgas del pasado: Eddy Merck, Roger De Vlaeminck y Rik Van Looy, ganadores de los cinco monumentos clásicos del calendario internacional.

A unos cincuenta kilómetros del mítico Vélodrome, quedaban seis para luchar por la victoria: Gilbert e Yves Lampaert de Deuceninck QuicK Step, Sagan de Bora Hansgrohe, Sep Vanmarcke de Ef Education First, Politt de Katuska-Alpecin y Wout Van Aert, quienes, aunque víctima de un accidente cerca del bosque de Arenberg, en la secuela se le daba bien llegar a los peldaños con una furiosa persecución en zigzag entre coches y motos, como un auténtico acróbata de ciclocross. Fuera del juego estaban Greg Van Avermaet, John Degenkolb, Zdenek Stybar y Alexander Kristoff entre los favoritos de la víspera.

Gilbert era el más activo, Lampaert el más fresco. Sagan parecía haber regresado al año pasado, desafiante para enfrentarse solo a los dos peones desplegados por Deuceninck. A veinte kilómetros de Roubaix otra sacudida violenta, fatal para Van Aert, bajo el enésimo ataque de Gilbert. El sexteto se parte a la mitad: Politt y Sagan resisten, a duras penas se reconcilian bajo Lampaert y Vanmarcke. Van Aert no lo consigue y se resigna a dejarse engullir por el grupo de perdedores -el de Van Avermaet- al que persigue a un minuto del primero. En el Carrefour de l'Arbre, un pavé de cinco estrellas por sus piedras afiladas y descuidadas, muchas veces árbitro final de la carrera, asistimos al gran duelo entre Gilbert y Sagan que se mantienen solos en cabeza tras un intento de empate de Lampaert.

Pero cuando ya se está saboreando una batalla a muerte entre los dos gigantes del pavimento, Politt vuelve a trastornar el escenario de la carrera, enganchando a los dos excampeonatos, atreviéndose incluso a atacarlos en el siguiente tramo de piedras en Gruson. Una jugada que no sorprende a Gilbert que se apresura a tapar el hueco pero que pilla a Sagan de repente sin fuerzas, incapaz de reaccionar hasta que levanta la bandera blanca. Gilbert y Politt son inalcanzables. Todo el Velódromo enloquece y vitorea a Gilbert que le da a Bélgica el 57. Lampaert llega tercero a las 13” completando la jornada triunfal de Deuceninck. Melancólico y resignado, Sagan abandonó el sprint por la cuarta plaza, dejándose adelantar por Vanmarcke. Para el campeón eslovaco otra decepción en esta temporada cada vez más complicada y sin victorias.

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