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CHOC CYCLING – Después de Armstrong la sombra del dopaje también sobre Cipollini

CHOC CICLISMO - "La Gazzetta dello Sport" revela que el excampeón del mundo también es sospechoso de dopaje: se desprende de los documentos del juicio español al médico-hechicero Fuentes - Se replantea el misterio del repentino abandono de las carreras - El Federciclismo se forma la acción civil – Tras el caso Armstrong, ¿es él el de profundis de los dos ruedas?

La historia había terminado en tragedia con Pantani, el Pirata que volaba sobre las montañas. Acabó en farsa con Armstrong, el superhombre que ganó el cáncer y luego siete Tours.Ahora el de Mario Cipollini, el imbatible Rey León en el sprint, también acaba en una bolsa de sangre prohibida. Tres grandes mitos, una suerte de ídolos para las personas que necesitan soñar, sobre todo si les apasiona un deporte popular y agotador como es el ciclismo. Héroes caídos. Incluso la fábula de Contador que todavía corre y quizás gane el Tour número cien vacila, un poco demacrada, pero a la luz de lo que se desprende de la investigación de Usada sobre Johan Bruyneel -director deportivo de Armstrong y del propio Contador en tiempos del Astana-, vertedor de Epo inflexible- tiene sabor a pochade la defensa del campeón ibérico cuando le echa la culpa a un chuletón y en consecuencia acusa al ternero de haber tomado clembuterol, la sustancia prohibida que condenó al Matador a la conocida descalificación.

Cipollini no reaccionó ante la "bomba" publicada por la Gazzetta dello Sport que llega desde Madrid, donde se desarrolla el juicio contra Eufemiano Fuentes, el médico-hechicero de la Operación Puerto que ya en 2006 dejó a Basso, Ullrich y Scarponi en la vísperas del Tour Cipollini espera leer las escrituras que lo clavan. Profesional de 1989 a 2008, en su carrera ganó muchas carreras: un Campeonato del Mundo, un Milán – Sanremo, tres Gante – Wevelgem, cuarenta y dos etapas en el Giro de Italia, doce en el Tour de Francia y tres en la Vuelta a España. Ganó la clasificación por puntos en el Giro de Italia en tres ocasiones.

¿Terminará como Armstrong con todas estas victorias revocadas? Cualquier cosa puede pasar en una bicicleta que se ve arrollada por una avalancha de lodo que ahora sumerge a todos y cuyo punto de parada no se ve. El registro del Tour de las últimas tres décadas es un cráter vaciado, con clasificaciones sin más ganadores o con ganadores que no han sido eliminados que admiten como Bjarne Riis en 1996 que hicieron pleno uso de la Epo durante la carrera francesa. El ciclismo, más que cualquier otro deporte, siente la culpa del dopaje y quiere expiar las autolesiones. Una batidora de manzana podrida en la que ya no se salva nadie. De hecho, el caso Armstrong, sujeto a más de 500 controles, demuestra que el antidopaje no funcionó o, lo que es más grave, fue manejado por los responsables con al menos una inflexibilidad no inequívoca. Armstrong disparó al montón: el dopaje siempre ha existido en las diversas épocas del ciclismo, desde la de Binda a la de Coppi, desde la de Merckx a la de Moser y Hinault.

Sin la ayuda de la Epo es imposible ganar siete Tours seguidos pero hoy -palabras de Armstrong- sería imposible hacerlo sin ser descubierto debido a la introducción del pasaporte biológico que registra los valores sanguíneos de cada atleta. . Una esperanza que ha llevado a las instituciones del ciclismo, ante el desastre, a solicitar la convocatoria de una suerte de estados generales de la disciplina de los que finalmente poder partir de cero. Mientras tanto, sin embargo, el lodo se hace más grande, y uno se pregunta quién está detrás de Cipollini, mientras que la nueva temporada de ciclismo está sobre nosotros. De hecho, ya ha comenzado en los lugares más dispares del mundo, como Qatar, donde Mark Cavendish se ha establecido a lo grande. Pero paso a paso con la globalización ahora viaja la sospecha y la duda en un ciclo que a fuerza de perseguir la empresa épica ha terminado irremediablemente en los tentáculos mortales de la Epo y sus falsos héroes.

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