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Botero en Roma con el gigantesco bronce "Caballo con brida".

Complesso del Vittoriano acoge la exposición dedicada al maestro Botero: su arte, en su ochenta y cinco cumpleaños, se rinde homenaje con una exposición que recorrerá a través de 50 de sus obras maestras, muchas de las cuales en préstamo de todo el mundo, más de 50 años de carrera del Maestro desde 1958 hasta 2016. Del 5 de mayo al 27 de agosto de 2017

Botero en Roma con el gigantesco bronce "Caballo con brida".

Una dimensión onírica, fantástica y de cuento de hadas donde se percibe el fuerte eco de la nostalgia y de un mundo que ya no existe o está en proceso de disolución. Hombres, animales, vegetación cuyos trazos y colores vivos recuerdan de inmediato a América Latina donde todo es más cierto que la verdad, donde no hay lugar para los matices y que más bien favorece la exuberancia de las formas y los relatos.
Esta es la figura estilística de Fernando Botero, de origen colombiano, famoso y popular en todo el mundo por su lenguaje pictórico inconfundible e inmediatamente reconocible.

La exposición, que se presenta como la primera gran retrospectiva de la obra de Botero en Italia, se inaugura en Roma en el Complesso del Vittoriano – Ala Brasini el 5 de mayo bajo los auspicios del Instituto para la historia del Risorgimento italiano, promovido por la Asociación Cultural Crecimiento – Superintendencia Capitolina de Patrimonio Cultural de Roma Capital, con el patrocinio de la Región Lazio y la Embajada de Colombia en Italia.
Organizado y coproducido por Gruppo Arthemisia y MondoMostreSkira, está comisariado por Rudy Chiappini en estrecha colaboración con el artista.

Para dar la bienvenida al público fuera de la exposición, también visible para todos los transeúntes, la gigantesca escultura de bronce Caballo con bridas -de más de una tonelada y media y más de tres metros de altura- que ocupa el espacio que tiene enfrente con toda su majestuosa grandeza el Museo que narra la perfecta plasticidad volumétrica de las formas simbólicas del estilo Botero.

«Creo mucho en el volumen, en esa sensualidad que en la pintura da placer a la vista. Un cuadro es un ritmo de volúmenes coloreados donde la imagen asume el papel de pretexto». De esta afirmación del Maestro se desprende inmediatamente que su arte revela un universo más complejo de lo que puede parecer a primera vista e inmediata visión de sus obras que son, en cambio, el resultado de un delicado equilibrio entre maestría ejecutiva y valores expresivos. Y así en sus austeros retratos, en los desnudos despojados de toda malicia, en las naturalezas muertas, donde el concepto de abundancia es muy fuerte, se percibe con igual fuerza la dulzura de las formas, al igual que en sus corridas de toros, en sus malabaristas un sentido de nostalgia y desconcierto que cautiva el corazón de quienes las observan.
Emblemáticas de la poética boteriana son las figuras con abundantes formas, especialmente femeninas, caracterizadas por un lenguaje redundante y original que acentúa los volúmenes y la plasticidad tridimensional. Botero amplía las formas porque es también un acto funcional para hacer comprender la importancia del color, repartido en grandes fondos planos y uniformes, sin contornos ni sombras.

Los protagonistas de sus cuadros están siempre desprovistos de estados de ánimo reconocibles, no sienten ni alegría ni dolor. Frente a los jugadores de cartas, la gente del circo, los obispos, los matadores, los desnudos femeninos, Botero no emite ningún juicio. En sus pinturas desaparece la dimensión moral y psicológica: las personas, en toda su variedad, simplemente viven su vida cotidiana, convirtiéndose en protagonistas de situaciones atípicas en su aparente obviedad. Para Botero pintar es una necesidad interior, pero también una exploración continua hacia el cuadro ideal que nunca se alcanza.

Apátrida, pero atado a la cultura de su tierra, Botero se anticipó por varias décadas a la actual visión global de un arte sin vallas ni fronteras: se puede leer y apreciar en cualquier lugar y en cualquier momento, si se aprecia su continua referencia al clasicismo. en una visión absolutamente contemporánea que incluye la política y la sociedad en la reflexión. Su pintura no está dentro de un género, aunque se expresa a través de la figuración, sino que inventa un género propio y autónomo en torno al cual el pintor colombiano ha desarrollado su propia poética en más de medio siglo de carrera.

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