BRUSELAS – Europa espera las medidas anticrisis de Italia. En vísperas de un Consejo Europeo que deberá tomar decisiones cruciales e impostergables para la estabilidad financiera y monetaria, miramos con aprensión a nuestro país ya un gobierno que parece estar en dificultades. "Estamos a la espera de que Italia ponga sus medidas sobre la mesa", han dicho Pia Ahrenkilde-Hansens y Amadeu Altafaj, portavoces respectivamente del presidente de la Comisión Europea, Josè Manuel Barroso, y del comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli. Rehn Se espera que mañana "Berlusconi diga qué medidas piensa adoptar".
Mientras tanto, en la incertidumbre que acompaña estas horas, desde Bruselas tratan de hacer gala de seguridad: "El presidente (Barroso, ed.) está convencido de que Italia responderá" a las solicitudes, subrayó Ahrenkilde-Hansen, también porque "Italia y el gobierno italiano ha mostrado determinación en querer acelerar las reformas”. De momento, sin embargo, se cierra la boca de cara al delicado encuentro de mañana. A quienes preguntan si Europa ya tiene las herramientas para responder en caso de que Italia se presente con las manos vacías, la respuesta es cautelosa. “Estamos esperando, no se puede decir nada por el momento”, respondieron Ahrenkilde-Hansen y Altafaj. Sin embargo, este último ha querido subrayar cómo Italia no ha sufrido "ninguna humillación".
La petición de medidas anticrisis, ha recordado, "depende de la gobernanza de la Unión Europea", compuesta por "disciplina en materia fiscal e integración". Por ello, señalaron juntos Pia Ahrenkilde-Hansens y Amadeu Altafaj, la Comisión “no ha lanzado ningún desafío”, ni ha querido menoscabar la soberanía de Italia de ningún modo. Simplemente "tenemos 27 países soberanos que acuerdan aumentar la vigilancia e integración de la política económica común", y en esta perspectiva Italia "debe adoptar todas las medidas necesarias" para afrontar la crisis y "estabilizar el euro".
A Italia, añadieron los portavoces de Barroso y Rehn, se le pide por tanto "un paquete de políticas macroeconómicas", que vayan más allá del control del gasto público. "La austeridad - subrayaron Ahrenkilde-Hansen y Altafaj - por sí sola no resuelve los problemas". Por tanto, “junto al saneamiento presupuestario se necesitan reformas estructurales, y las dos cosas deben ir de la mano”.
