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Bancos, ¿cuántos Basilea se necesitarán para una estabilidad sostenible? 

Si las reglas de Basilea no tienen en cuenta la biodiversidad del sistema bancario y no aumentan el valor de los bancos locales pequeños y medianos, será difícil lograr los objetivos de estabilidad y sostenibilidad - Bonos del gobierno en bancos, bail-ins, derivados, alcance de la supervisión del BCE, dudas de China y EEUU: todas las asignaturas pendientes

Bancos, ¿cuántos Basilea se necesitarán para una estabilidad sostenible?

¿Son realmente efectivas las reglas que promueve el comité de Basilea para los bancos? Esta es la pregunta que se han hecho los operadores del sector bancario que han participado en el encuentro celebrado recientemente en Londres y promovido por el Centro para el Estudio de la Innovación Financiera (CSFI). La pregunta parece tanto más oportuna si tenemos en cuenta que las normas de Basilea no permitieron evitar la crisis de 2008 y que aún hoy, muy a menudo, la problema de la estabilidad del sistema financiero también tiene implicaciones políticas. 

De hecho, si las continuas solicitudes de aumento de la capitalización de las instituciones bancarias, la invitación a reducir el apalancamiento financiero y la necesidad de disponer de liquidez adecuada para hacer frente a posibles escenarios de crisis son recomendaciones que pueden compartirse bajo el perfil de seguridad y sostenibilidad operaciones, no se puede olvidar, sin embargo, que la tenencia por parte de los bancos de títulos de deuda soberana tiene claramente una connotación política que no siempre coincide con lo exigido por la normativa. Si a todo esto le sumamos el problema derivado de una aplicación homogénea y horizontal de las nuevas reglas (sin tener en cuenta las especificidades de las instituciones involucradas y el sistema económico y productivo en el que operan estos bancos) y las dudas cada vez más significativas de que China y Estados Unidos muestra tener sobre la implementación de la legislación impulsada por el comité de Basilea, es claro que la brecha entre lo que debería ser el objetivo final y las distintas partes involucradas, cada una con sus propios intereses, está lejos de ser salvada. 

Como prueba de las dificultades que acabamos de mencionar, basta recordar cómo la introducción del Bail-In para evitar los rescates bancarios financiados por los contribuyentes está en todo caso sujeta a valoraciones políticas nacionales de las que se deriva la decisión final, o el hecho de que dentro del regulación existe un peso diferente en términos de riesgo a los derivados frente a los préstamos problemáticos que tiende a favorecer a las instituciones del norte de Europa más dedicadas a actividades financieras especulativas que a aquellas que implementan una política de intermediación a favor de los territorios y las pymes, o, finalmente, las diferentes perímetros dentro de los cuales opera la supervisión del BCE en la nueva unión bancaria, con los Landesbanks alemanes exentos y aún sujetos únicamente a la supervisión del Bundesbank. 

Todavía queda un largo camino por recorrer, un camino que no debe conducir a una homologación del panorama bancario europeo, con la idea de que sólo un único tipo de intermediario, el de la sociedad anónima y de grandes dimensiones, esté acreditado para ser capaz de afrontar los retos de futuro derivados de la evolución tecnológica de la mejor forma posible. Por el contrario, es precisamente preservando y potenciando la biodiversidad en el sector bancario, garantizando operaciones a grandes grupos, bancos medianos y pequeños, sociedades anónimas o cooperativas, que se podrá soportar un amplio espectro de demanda, diversificando además los riesgos y peligros de crisis inesperadas. Biodiversidad tomada en consideración en realidades crediticias importantes como las de Francia y Alemania y, en cambio, lamentablemente, parcialmente comprometida en nuestro país como resultado de opciones políticas cuyas consecuencias no han sido evaluadas completamente. Si los próximos pasos en la regulación de Basilea pueden tener en cuenta estos aspectos y promover y mejorar las especificidades de las instituciones individuales, entonces, sin duda, la tan invocada estabilidad y sostenibilidad para el sistema bancario europeo se puede lograr y mantener más fácilmente. . 

°°°° El autor es el Secretario General de la Asociación Nacional de Bancos Populares (Assopopolari)

 

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