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Bancos, el cierre de muchas sucursales relanza la protección de Popolari

En los últimos años, el sistema bancario mundial ha experimentado profundos cambios que hacen necesario repensar el modelo bancario impulsado hasta ahora - Un documento de trabajo del Banco de Italia nos hace reflexionar sobre los efectos del cierre de sucursales

Bancos, el cierre de muchas sucursales relanza la protección de Popolari

En los últimos años, gracias a una crisis económica y financiera sin precedentes, la introducción de regulaciones destinadas a consolidar las instituciones bancarias y, finalmente, la rápida evolución de las herramientas tecnológicas que permiten a los clientes interactuar con su banco incluso de forma remota para una serie de múltiples y complejos servicios. , el sistema bancario, no solo en Italia, sino en Europa y en el mundo, está experimentando una fase de profundo cambio. En 2008 operaban en los países de la Unión Europea casi 8.525 entidades de crédito con casi 238.000 sucursales. Después de 10 años, el número de bancos se redujo a 6.088 y el de sucursales a poco menos de 174.000. Lo mismo ocurre con Estados Unidos, donde en el mismo período el número de bancos comerciales se redujo de poco más de 7.000 a alrededor de 4.700 y el de cajas de ahorro de 1.200 a 690.

Una tendencia similar también se ha registrado en Italia.. Si, de hecho, en 2008 había 799 bancos con 34.146 sucursales al cierre de 2018 eran 505 con 25.409 sucursales. Este escenario es profundamente diferente al de diez años antes que condujo en todas partes a un cambio estructural en el sistema bancario y que inevitablemente condujo a una nueva forma de desarrollar la relación con los clientes. En este sentido, como ya se ha comentado, sin duda ha dado un impulso el innumerable potencial que ofrece el desarrollo tecnológico con la introducción de “dispositivos” cada vez más sofisticados que te permiten interactuar con tu banco realizando transacciones cada vez más complejas de una forma más sencilla e inmediata. en esta dirección. Y el proceso no parece completo todavía si tenemos en cuenta que a menudo se pide a los bancos, en una situación en la que en el caso europeo los intereses tienden a cero o son negativos y los márgenes pequeños para las entidades de crédito, que se fortalezcan aún más, mejorando la calidad del crédito. desembolsado y contención de costos, este último objetivo generalmente alcanzable precisamente mediante la reducción del número de sucursales.

Esta es una tendencia que al final, apuntando a una mejora en la eficiencia de los bancos, tiende, sin embargo, alejar cada vez más al banco de sus clientes. Pero, ¿todo esto corre el riesgo de tener un precio a pagar o no? Un intento reciente de responder a esta interesante pregunta Trabajo del Banco de Italia "Los efectos del cierre de sucursales en las relaciones crediticias" que considera los años de 2010 a 2014. Los resultados que emergen indican que el cierre de sucursales está asociado con un aumento en la probabilidad de interrupción de la relación con la clientela relativa y un efecto, aunque débil, en la reducción del crédito a las empresas de menor tamaño. Además, el cierre de sucursales bancarias registrado en los últimos años en estas proporciones decididamente importantes determina inevitablemente cambios significativos en la estructura bancaria localreduciendo, por ejemplo, el grado de competencia y esto ya afecta el nivel de accesibilidad al crédito por parte de las pequeñas empresas, fenómeno que ya se ha puesto de manifiesto con respecto al mercado estadounidense. Teniendo en cuenta que en diez años el número de municipios bancarios, es decir que cuentan con al menos una sucursal bancaria, se ha reducido de 5.922 a 5.371 (551 municipios menos, casi el 10 por ciento del total), es aún más claro cómo esta ausencia corre el riesgo de tener profundas consecuencias en el desarrollo económico de estas zonas y cómo no puede haber una evolución tecnológica capaz de subsanar esta carencia.

Según el estudio, la probabilidad de interrupción de una relación crediticia por el cierre de una sucursal se hace mayor a medida que aumenta la distancia con las demás sucursales del mismo banco. Las políticas de consolidación del sistema desarrolladas a lo largo de los años han llevado a lasurgimiento de grandes modelos bancarios que han visto desaparecer realidades locales que gozaban de visibilidad, aunque ya pertenecieran a grupos bancarios pero aún con una marca todavía distinguible, y aumentaron la distancia de los centros de decisión con el resto de la red, centralizando trámites para optimizar costes pero con repercusiones en el crédito y en la capacidad de clasificar a los clientes a través del contacto directo y no a través de un algoritmo.

Precisamente por eso, los bancos cooperativos, así como otros bancos locales que basan su experiencia y sus actividades en el conocimiento de las realidades productivas en las que se desenvuelven, están llamados, sobre todo, hoy a jugar un papel aún más desafiante en el vacío creado por una evolución bancaria lo que ha llevado a favorecer un modelo de banco despersonalizado. De hecho, la mayoría de los bancos cooperativos han racionalizado el número de sucursales en los últimos años, considerando la cobertura territorial como un elemento esencial de la actividad bancaria, especialmente para un banco con vocación local dedicado a la financiación de familias y pequeñas y medianas empresas. Una política natural dada su historia, vista en los últimos años el número de clientes aumentó en alrededor de un millón a más de 6 millones en general y que además estuvo acompañada de importantes inversiones para impulsar y desarrollar el canal digital, con un 53 por ciento de los clientes utilizando servicios de banca a domicilio y empresas, cifra que se ha duplicado en los últimos diez años.

Repensar el modelo bancario hasta ahora promovió resultados a nivel mundial, por tanto, necesaria si realmente queremos recrear ese hábitat que permita el crecimiento sostenible de la economía real, posible sólo a partir de un conocimiento profundo de las realidades individuales e involucrando a un gran número de empresas, incluso pequeñas, para favorecer ese proceso de inclusión, difusión y participación del capital que ha sido la base del desarrollo social y económico de los países industriales más avanzados y que, por otro lado, corre el riesgo de verse amenazado por una reducción del nivel de competencia en los mercados y por la reducción de esa biodiversidad que sólo se espera y nunca se defiende realmente.

°°°°El autor es Secretario General de la Asociación Nacional de Bancos Populares

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