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Aper: los incentivos para la producción de energía renovable no pesan en las facturas italianas

Un estudio de la Asociación de Productores de Energía de Fuentes Renovables (Aper) ha demostrado que previendo las actuales herramientas de incentivo, el incremento anual de la factura sería de 78 euros al año. Con el parón total de las renovables a partir de 2012 se ahorrarían 35 euros, a los que, no obstante, habría que añadir las fuertes sanciones europeas.

Aper: los incentivos para la producción de energía renovable no pesan en las facturas italianas

Italia se ha comprometido, junto con los demás países europeos, a aumentar para 2020 la cuota de energía producida a partir de fuentes renovables. Un objetivo que nuestro país intenta alcanzar a través de los Certificados Verdes, la Factura de la Energía y la Tarifa Integral, es decir, los incentivos a las nuevas plantas que suponen, para cada familia, una factura extra de apenas 2 euros al mes, poco más de un café. Una pequeña cifra: solo piense que, en 2010, cada italiano gastó en promedio 17 veces más en apuestas de lo que gastó en apoyar todas las energías renovables y, solo para el video póquer, 31 veces más en comparación con lo que pagó el incentivo fotovoltaico. Esto es lo que surge de un estudio

Además, el 78% de la electricidad en Italia se produce con materias primas extranjeras, mientras que las renovables son 100% italianas. Además, el sector invertirá al menos 10 millones de euros en los próximos 70 años, dando trabajo a más de 250.000 trabajadores en 2020. Que quede claro: hoy, todos los cantineros y abogados de Italia juntos no llegan a las 200.000 unidades. Sin mencionar, finalmente, que no cumplir con los objetivos europeos para 2020 tendría un alto costo en términos de sanciones que el país (los ciudadanos) tendrían que pagar a la Unión Europea.

Mediante la adopción de varios escenarios, la oficina de estudios de Aper ha modulado el nivel de desarrollo de los incentivos futuros: previendo los actuales instrumentos de incentivos, según la legislación vigente, el incremento anual de la factura sería de 78 euros al año. Por el contrario, asumiendo la hipótesis contraria, muy improbable, que prevé el cese total de la creación de nuevas energías renovables a partir de 2012, se produciría un gasto anual por familia en la factura de 44 euros, con un ahorro, frente al primer escenario, de apenas 35 euros, al que, no obstante, quedaría por añadir el coste de las sanciones europeas atribuidas a Italia, por no haber alcanzado los objetivos asignados.

La factura paga una serie de costes y alquileres que, sólo en 2010, pesaron en los bolsillos de los italianos en unos 3 millones. Se trata de incentivos a fuentes similares y los del cierre de las 4 centrales nucleares de Italia pero también de incentivos a la mera disposición de 80 grandes consumidores a que se les corte el suministro, hipótesis que nunca se producirá. Por último, los propios 80 pagan la electricidad a precios rebajados; la diferencia la encuentra el ciudadano en su factura.

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