Indonesia es un país grande y poblado, con una tasa de alfabetización y escolarización aún demasiado baja para un estado que aspira a una posición más destacada en el panorama económico y político internacional. Por otro lado, el índice de percepción de la corrupción es muy alto y, de hecho, Indonesia es uno de los países más corruptos del sudeste asiático.
Lo que no hace el gobierno de Indonesia, sin embargo, lo hace la sociedad civil, que, en forma de numerosas asociaciones voluntarias, se encarga de educar y educar a las nuevas generaciones en la honestidad y la integridad. 1001 Buku (“buku” significa “libros”), por ejemplo, recauda fondos para crear pequeñas bibliotecas completamente gratuitas ubicadas en las zonas más desfavorecidas del país.
Fundada en 2002 por un grupo de amigos preocupados por el alto nivel de analfabetismo que regresa a Indonesia, 1001 Buku acepta libros usados o donaciones para comprar libros nuevos y ahora cuenta con más de 350 bibliotecas repartidas por todo el archipiélago. El Movimiento de Historia Anticorrupción de Yakarta capacita a maestros y operadores que acuden a escuelas y asociaciones culturales para enseñar a los niños la importancia de valores como la honestidad y la justicia, con la esperanza de elevar el sentido cívico de quienes gobernarán la nación mañana.
"Los niños de hoy son los hombres y mujeres que algún día tendrán en sus manos el destino del país", dice Gejaber Aksi, presidente de la asociación, "y no deben volverse como la mayoría de nuestros políticos y funcionarios públicos". Bangun Sekolah, por su parte, utiliza fondos obtenidos a través de un método de crowdsourcing -la realización de un proyecto delegado a un grupo indefinido de personas reunidas en torno a una plataforma web- para renovar edificios escolares en mal estado en todo el país.
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