“Hoy podemos decir que Italia está saliendo de la peor crisis económica de su historia. De 2008 a 2013, luego de una recesión doble, el PIB disminuyó casi 10 puntos porcentuales, la producción industrial alrededor de una cuarta parte, las inversiones un 30 % y el consumo un 8 %”. Así lo afirmó el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, en el Parlamento Europeo.
“La corrección fiscal lanzada en el momento más agudo de la crisis, aunque sea procíclica, fue necesaria para recuperar la confianza de los mercados y convencer a nuestros socios de la determinación del país para corregir sus desequilibrios –añadió– El balance fiscal Primario volvió a tener superávit ya en 2011 y el endeudamiento neto volvió a situarse por debajo del umbral del 3 % del PIB al año siguiente. El control del gasto corriente primario ha jugado un papel importante: desde 2010 el crecimiento de los desembolsos ha sido modesto en términos nominales, del orden del 1%, frente a un promedio superior al 4% en los diez años anteriores”.
En resumen, “nuestras previsiones más recientes apuntan a un nuevo fortalecimiento moderado del crecimiento de la producción. Sin embargo, como para el área en su conjunto, las perspectivas de la economía italiana están sujetas a riesgos, vinculados sobre todo a factores geopolíticos globales. Los indicadores relacionados con la incertidumbre de política económica muestran que actualmente es muy alta a nivel nacional y en la zona del euro, así como fuera de Europa. Desde hace varios años, Italia se ha embarcado en un complejo proceso de reforma. Los cambios han comenzado a dar sus frutos. La apuesta por la modernización del país debe continuar”, concluyó Visco.
