Lewis Michael Eisenberg, conocido por todos como "Lew", está a la espera de la confirmación del Senado de los Estados Unidos para convertirse en el nuevo embajador de los Estados Unidos en Italia.
Un republicano moderado, que dentro de su propio partido ha declarado repetidamente de qué lado se llamaba a sí mismo "un republicano de Thomas Jefferson".
Si el ala más intransigente, contra el aborto y las libertades civiles, no aprueba sus inclinaciones políticas, Donald Trump le reconoce el dinero y las donaciones recaudadas para la campaña electoral y por la función de enlace que, como tesorero del “Gop”, sostuvo entre el magnate y el partido.
Para recordar, y tal vez para recordarle al propio Presidente, el origen extracomunitario y humilde del futuro embajador. De hecho, parece que los abuelos, que provenían de una familia judía, provenían de Alemania y Polonia y que el padre ahorró hasta el último centavo para permitirle a Eisenberg la brillante carrera que construyó con el tiempo.
Como ejecutivo de Goldman Sachs, se convirtió en el fundador de su propia empresa de inversión, Granite Capital International. Luego llega a varios cargos públicos: desde presidente de la Autoridad Portuaria, la agencia pública que controla las infraestructuras, entre Nueva York y Nueva Jersey, hasta director de la Corporación de Desarrollo del Bajo Manhattan, que se ocupa de la reconstrucción del World Trade Center, hasta entrar en política.
