"Esta noche, con un nuevo gobierno iraquí en funciones, y luego de consultas con aliados en el extranjero y el Congreso en casa, puedo anunciar que Estados Unidos liderará una amplia coalición para hacer retroceder esta amenaza terrorista". El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, lo dijo ayer por la noche, anunciando una campaña contra ISIS, que se extendería también a Siria.
“En este momento, las mayores amenazas provienen de Medio Oriente y el norte de África –prosiguió el número uno de la Casa Blanca–, donde los grupos radicales explotan el descontento en beneficio propio. Uno de esos grupos es ISIS, que se autodenomina Estado Islámico. Pero déjame aclarar dos cosas. Isis no es islámico, porque ninguna religión aprueba el asesinato de inocentes. Y ciertamente no es un estado. Son antiguos afiliados de Al Qaeda en Irak, que se han aprovechado de la lucha sectaria y la guerra civil en Siria para apoderarse del territorio a ambos lados de las fronteras. Son una organización terrorista, que desatada representa una amenaza creciente más allá de la región, incluidos los Estados Unidos".
El primer objetivo es extender la campaña de ataques aéreos que ya está en marcha en Irak para incluir a Siria y permitir que las fuerzas locales pasen a la ofensiva: “He dejado claro que cazaremos a los terroristas que nos amenazan en todas partes. Esto significa que no dudaré en tomar medidas contra Isis en Siria, como en Irak. Este es un principio fundamental de mi presidencia: si amenaza a Estados Unidos, no encontrará refugio seguro".
El segundo punto es "aumentar nuestro apoyo a las fuerzas que luchan contra estos terroristas sobre el terreno", por lo que el Pentágono enviará otros 475 hombres a Irak, para ayudar a las fuerzas de Bagdad y kurdas, formando también una Guardia Nacional que cederá particular a los sunitas la posibilidad de luchar contra los terroristas que se están apoderando de sus tierras, empujando así a las tribus locales a renunciar a su alianza con ISIS.