“Un paso adelante hacia la creación de la unión bancaria, que debe ser el elemento central de una auténtica unión económica y monetaria”. Este fue el primer comentario de Mario Draghi tras la aprobación por amplia mayoría por parte del Parlamento Europeo de los dos textos legislativos (técnicamente definidos como reglamentos) que darán vida al Mecanismo Único de Supervisión (MUS). Un nuevo organismo que habrá que crear dentro del Banco Central Europeo y al que se le encomendará la supervisión de los principales bancos de la Eurozona. Estos rondarán los 130 según la previsión del BCE (al menos tres por cada país miembro de la Eurozona), correspondientes al 85% de los activos bancarios del área en cuestión; una veintena más en opinión del Parlamento Europeo. A estos se pueden sumar otros, radicados en países no pertenecientes al euro, que pretenden adherirse voluntariamente.
La supervisión del BCE a través del Mecanismo Único se ejercerá en colaboración con las autoridades nacionales de supervisión bancaria, que en todo caso seguirán teniendo plenamente encomendada la supervisión de las aproximadamente seis mil entidades de crédito presentes en los 18 países de la zona euro (incluidas Letonia, que se incorporará el próximo XNUMX de enero). No obstante, el Banco Central Europeo podrá decidir en cualquier momento supervisar directamente a una de estas entidades de crédito para garantizar la aplicación de los más altos estándares de rendimiento.
Junto al reglamento que dará origen al Mecanismo Único de Supervisión, la Asamblea también aprobó otro que traslada a este nuevo organismo las funciones de supervisión que en julio de hace cuatro años se habían atribuido a la Autoridad Bancaria Europea, creada en ese momento. con un estallido tardío, para evitar nuevas crisis bancarias tras la devastadora de las "subprime" que estalló el año anterior en Estados Unidos. Las dos disposiciones entrarán en vigor un año después de su aprobación por el Consejo Europeo y su publicación en el Diario Oficial de la UE. Y luego, presumiblemente, a finales de 2014.
“Haremos todo lo posible para abordar todas las necesidades organizativas con el fin de asumir nuestras funciones de supervisión a tiempo un año después de la entrada en vigor de la nueva normativa. Y esperamos poder colaborar con las autoridades nacionales para ayudar a restaurar la confianza en el sector bancario”, dijo Draghi.
Mientras que la Asamblea de la UE votó a favor de las nuevas normas en Estrasburgo, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y su homólogo del BCE, Mario Draghi, firmaron una declaración conjunta formal para subrayar el compromiso conjunto de las dos instituciones de apoyar el acuerdo interinstitucional, ya sustancialmente aunque no concluido formalmente, que define en detalle las tareas que el BCE encomendará al naciente Mecanismo de Supervisión y las prerrogativas de "control democrático" que el Parlamento Europeo, con los dos reglamentos aprobados en el Pleno, ya le ha atribuido de facto y le permitirá tener un peso muy fuerte en el nuevo sistema de supervisión bancaria.
“El acuerdo interinstitucional -afirma, entre otras cosas, el comunicado conjunto Schulz-Draghi- establecerá un fuerte control parlamentario de las tareas de supervisión encomendadas al BCE. Control que se expresará a través de intercambios regulares de puntos de vista entre el Banco de Frankfurt y la comisión competente del Parlamento Europeo, reuniones confidenciales de exponentes autorizados del BCE con la Mesa de la misma comisión, la posibilidad de acceder a la información, incluidas las actas de el Directorio, en poder del Mecanismo de Supervisión".
En el marco del Mecanismo Único de Supervisión, se constituirá a la mayor brevedad un comité de supervisión (en este sentido existe el compromiso conjunto de Schulz y Draghi) al que se le asignará la responsabilidad de planificar y ejecutar las tareas de supervisión al frente del BCE, para preparar los trabajos preparatorios y proponer las decisiones que luego serán adoptadas por la Junta de Gobernadores del Banco.
Este comité estará integrado por un presidente designado por el Parlamento Europeo por un período no renovable de cinco años, un vicepresidente elegido entre los miembros del consejo del BCE (ambos sujetos a la aprobación del Parlamento de Estrasburgo, que también tendrá la facultad de solicitar su cese), otros cuatro representantes del propio Banco Central Europeo, un miembro de cada Estado miembro en representación de las autoridades bancarias nacionales competentes.