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UN ECONOMISTA/UNA IDEA – John Williamson: La tasa Tobin y el Consenso de Washington son otra cosa

UN ECONOMISTA/UNA IDEA – Se habla mucho de la tasa Tobin y del Consenso de Washington pero el economista John Williamson pone los puntos sobre la i y aclara que el significado que han asumido los dos términos en el lenguaje de los medios es profundamente diferente al cuáles fueron sus pretendidos autores. Aquí porque

UN ECONOMISTA/UNA IDEA – John Williamson: La tasa Tobin y el Consenso de Washington son otra cosa

Los medios de comunicación se refieren a la propuesta de la Comisión Europea de introducir un impuesto sobre las transacciones financieras como el "Impuesto Tobin", del nombre del economista estadounidense (James Tobin, Premio Nobel en 1981) quien lo presentó en 1974. Sin embargo, los fines, la entidad y la base imponible del impuesto inventado por el economista de Yale son totalmente diferentes al de la Comisión Europea. Esta discrepancia, y la atribución errónea del nombre, fue señalada por John Williamson, economista del Instituto Peterson de Economía Internacional, responsable de acuñar otro término que ha entrado en la jerga de la discusión económica, el Consenso de Washington.

Una vez más, explica Williamson, el término se aplicó a una idea diferente de la original. En las intenciones del autor debería haber descrito ese conjunto de reformas (estabilización macroeconómica, liberalización microeconómica y apertura a la globalización) con las que las instituciones oficiales (en Washington, no sólo) presionaban entonces a los gobiernos de América Latina a fines de los '80. Pero el término "Consenso de Washington” ha pasado a significar otra cosa, es decir, a describir una creencia dogmática, es decir una convicción total y plena, de que el mercado ofrece soluciones a todos los problemas. En el pensamiento de los economistas, el término se ha convertido en sinónimo de neoliberalismo o lo que George Soros llamó "fundamentalismo de mercado".

Lo mismo está ocurriendo con la tasa Tobin. Este preveía una tasa del 0,5 por ciento en los cambios de divisas, a fin de desalentar la especulación; en la propuesta europea pasa a ser una tasa del 0,1 por ciento sobre todas las transacciones financieras con el objetivo declarado de generar ingresos fiscales y obtener efectos distributivos implícitos. Ciertamente Tobin no pretendía gravar las compras y ventas de acciones o bonos y el objetivo era más bien poner granitos de arena en la maquinaria del mercado de capitales, atascando así la máquina global de la especulación..

¿Por qué se usa el nombre de protesta para ideas un poco diferentes a las originales? No se trata solo de pedantería filológica, aclara Williamson, sino de señalar que no se debe ceder demasiado al lenguaje mediático. En el caso del “consenso de Washington” se entiende que dar importancia a la baja fiscalidad, a un papel limitado del Estado, a la ausencia de intervenciones para cambiar la distribución de la renta equivale a estar del mismo lado que Reagan o Thatcher. .

Dar el mismo nombre de tasa Tobin a dos impuestos de diferente naturaleza nos lleva a pensar que el objetivo es atacar la especulación y no recaudar dinero para Europa. La premisa del documento europeo es sin duda que "el sector financiero desempeñó un papel decisivo en la generación de la crisis económica cuyo costo pagaron los gobiernos y los ciudadanos europeos". También admite que existe un amplio consenso sobre el tema de que el sector debe contribuir más adecuadamente a los impuestos, pero la propuesta "también apunta a crear una nueva fuente de ingresos que sea capaz de reemplazar gradualmente las contribuciones de los distintos países al presupuesto de la Unión Europea, aliviando así las arcas de los gobiernos nacionales”.

Este es el botín de guerra del ejército europeo contra la especulación.

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