Un derivado para protegerse contra la volatilidad de los precios de los alimentos

Al igual que el colesterol, los derivados también vienen en una versión buena y una versión mala. Al igual que la dinamita, pueden ser útiles cuando se usan bien y causar daño ('armas de destrucción masiva financiera', las llamó Warren Buffett) cuando se usan incorrectamente. El Banco Mundial anunció ayer la disponibilidad de un producto financiero de protección contra riesgos (también conocido como derivados) para protegerse contra la volatilidad de los precios de los alimentos. Esta volatilidad (léase aumentos repentinos) afecta a bienes cuyos precios son muy visibles y constituyen un gran desembolso en los presupuestos de los hogares de los países pobres: estos precios pueden, por tanto, influir negativamente en las expectativas de inflación en los países ricos e incluso desencadenar revueltas y disturbios en los pobres. Naturalmente, estos derivados están disponibles para las empresas productoras de alimentos, que pueden así protegerse contra los precios del trigo o el café. Las grandes empresas ya hacen uso de estas herramientas, pero las cooperativas y las pequeñas empresas, especialmente en los países emergentes, tienen dificultades para utilizarlas. El crédito necesario para implementar estos instrumentos será proporcionado por el 'brazo privado' del Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional, y por JP Morgan.
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