“Ayer en Ecofin me invitaron a abrir el debate sobre el semestre europeo con la petición de mostrar el caso italiano como un ejemplo ya significativo de una política económica fuerte”. Este es el énfasis, y la afirmación orgullosa, del primer ministro, Mario Monti, quien habló en la cámara del Senado sobre la política europea del gobierno.
“En las últimas semanas, el panorama europeo ha presentado elementos contrastantes en claroscuro –observó Monti-. El panorama económico ha empeorado. A ello contribuyó, por un lado, el resurgimiento de las tensiones en los mercados financieros debido a la incertidumbre sobre la evolución de las negociaciones entre Grecia y los empresarios privados, por otro lado, la perspectiva de una mayor desaceleración del crecimiento esperado en las economías europeas. Desde el punto de vista político, en cambio, en las últimas semanas se ha producido una evolución positiva de posiciones y sensibilidades que, en cambio, parecían haberse cristalizado”.
Monti remarca cómo el Gobierno “ha trabajado con una actuación inspirada en dos directrices: por un lado, subrayar la importancia de una agenda europea que combine la indispensable atención al rigor financiero con el crecimiento y el desarrollo (y combinando va entendido, a nuestro juicio , en una visión pragmática: no combinar hechos sobre un tema con palabras sobre otro tema, sino palabras que conducen a hechos de la misma incisividad en ambos frentes), por otro, reducir la brecha que corre el riesgo de surgir entre los países del euro área y los países que no son miembros de la misma, más particularmente entre los 26 países que participan en la redacción del pacto fiscal y el Reino Unido.
Monti recordó las reuniones bilaterales mantenidas en los últimos días. “La impresión que he podido sacar de estas reuniones y de los acontecimientos de los últimos días es la de un cuadro en evolución en el que empiezan a perfilarse los contornos de una posible salida a la grave crisis que ha golpeado a Europa. Algunas piezas del mosaico comienzan a encajar lentamente. Hay tres componentes fundamentales en este mosaico: la mejora de los sistemas de disciplina de las finanzas públicas, la definición de una batería de cortafuegos, es decir, herramientas de estabilización útiles para prevenir y evitar el contagio financiero entre países y el relanzamiento de políticas de crecimiento y empleo”.
Según el profesor, “la equidad intergeneracional es un fundamento ético intrínseco que forma parte de la Unión Europea y subraya que la disciplina presupuestaria es un fundamento ético en sí mismo. Lo que experimentamos como una camisa de fuerza apretada es esa disciplina presupuestaria destinada a impedir que los Estados miembros satisfagan las necesidades del presente con un gasto público superior a los ingresos" mediante la creación de una deuda que permanece como una carga para las generaciones futuras”.
Y al insistir en las reglas sobre la deuda a nivel europeo, “nos movemos en un marco de absoluta continuidad sobre las posiciones tomadas por Italia previamente en este nuevo tratado. Ayer, la Canciller de Alemania expresó su agradecimiento por algunas opciones del gobierno de Berlusconi y por la decisión actual de apoyar los esfuerzos de este gobierno”.
