Las startups cambian la forma en que nos movemos, configurando nuevas formas de transporte como carpoling, ridesharing y carsharing en un efecto dominó seguramente desencadenado por el nacimiento y crecimiento impetuoso de Uber, la startup más valorada del mundo: 62,5 millones de dólares.
Una app que, más allá de las múltiples polémicas, prohibiciones y protestas de los taxistas, ha adivinado una idea ganadora, la de poner al conductor al alcance de un clic. Una idea que ha puesto patas arriba el sector, haciendo que las empresas tradicionales de alquiler de coches parezcan cada vez más obsoletas servicios de taxi.
El éxito de Uber fue el motor del crecimiento de otras aplicaciones en la misma línea, comenzando con BlaBlaCar y terminando con Mi Taxi, una app alemana que se está consolidando rápidamente en Europa por su capacidad de conectar el servicio de taxi a una práctica interfaz en el smartphone, similar a la de Uber.
De hecho, cuando el usuario reserva un viaje, la aplicación envía una notificación al taxista más cercano, quien puede aceptar la solicitud con un simple clic, mezclando el hoy y el mañana del transporte urbano en un mismo servicio. Lo mismo ocurre con It Taxi, que se parece un poco a la versión made in Italy de MyTaxi y que está empezando a calar en los últimos meses, porque lo único seguro hoy es que no estar a la altura de los tiempos corre el riesgo de ser pecado mortal, en el mundo del transporte.
