Es posible que Uber haya encontrado una manera de detener la sentencia con la que el Tribunal de Milán ilegalizó UberPop, el servicio de transporte de automóviles privados que tanto enfureció a los taxistas italianos. Una forma de seguir operando sin correr el riesgo de incurrir en nuevas sanciones.
El proyecto sería "cambiar de ropa", transportando alimentos en lugar de personas. No es una idea sencilla, dado que en 2016 el nuevo servicio podría llegar tanto a Roma como a Milán. Se llamará UberEATS y no es una novedad absoluta. En Los Ángeles, los conductores de Uber llevan dos años haciendo entregas a domicilio y han fijado una facturación en varios ceros.
En el mundo, 18 ciudades han experimentado con el servicio de "entrega de comida", mientras que en Europa UberEATS solo está disponible en París y Londres.