Nos estamos preparando para entrar en la llamada Fase 2 del Covid19 y es de esperar que suceda pronto. Cuando esto comience, la sociedad, la economía y la cultura del país podrían sufrir cambios radicales y profundos. No estarán exentos el sistema de telecomunicaciones, el mundo del audiovisual, la retransmisión y la banda ancha. Veamos un breve resumen.
Primero la red internet: cuando estalló la crisis, saltó la primera alarma estanqueidad del sistema en términos de capacidad de carga y resistencia, ante una repentina e inesperada demanda de ancho de banda como nunca antes. La primera jugada fue la de Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, que preguntó a los grandes nombres Amazon, YouTube y Netflix reducirán la tasa de bits de sus transmisiones. Se esperaba que la iniciativa durara 30 días y cubriera el 25% del tráfico. Ahora la fecha límite está cerca y nadie ha mencionado la renovación. Está en juego la estabilidad del mercado en un momento de intensa competencia y el nuevo juego también se jugará en la calidad de la señal. Quién estará dispuesto a dar de nuevo soberanía tecnológica pagado en pocas palabras a favor de competidores directos o indirectos?
Detrás de este concurso está todo un mundo nuevo que se ha descubierto con el teletrabajo, que requiere enormes capacidades de ancho de banda y sobre la que habrá mucho que escribir en la medida en que sea capaz de modificar por completo los modelos productivos y de organización social.
5G
Venimos a 5G, que, sobre las frecuencias adquiridas por las operadoras telefónicas, debería iniciar su hoja de ruta a partir de este año. Los organismos de radiodifusión están obligados a liberar frecuencias alrededor de la banda de 700Mhz para dar espacio a servicios innovadores de IA e IOT. En los últimos días, la Fundación Ugo Bordoni, una emanación del Mise, ha publicado el primer informe técnico sobre la verificación de los equipos de recepción de TV que retrotrae a la transición a DVB-T2. El texto afirma que, de aproximadamente 24,3 millones de familias italianas, 22,2 acceden a la televisión a través de la plataforma TDT, mientras que 1,3 millones utilizan otras plataformas (satélite, red IP), más de 700 mil declaran no poseer un televisor y cerca de 120 tienen televisor pero no están equipados con una antena de recepción terrestre. Traducido al italiano actual: El Covid ha puesto una seria hipoteca a este proceso y nadie es capaz de imaginar cómo y cuándo se resolverá el problema.
Es importante señalar que el informe se completó al comienzo de Covid y no pudo tener en cuenta las dramáticas consecuencias que esto podría tener en el futuro cercano en todo el sector de TLC. Como hemos escrito varias veces en FIRSTonline, los usuarios habrían tenido que iniciar un costoso y exigente proceso de migración de su televisor a un nuevo dispositivo capaz de recibir señales en las nuevas frecuencias. Pero, ¿es concebible que, en condiciones de sistema tan radicalmente cambiadas, los usuarios puedan tener buenas intenciones de gastar dinero a cambio de poco más que nada? El impulso motivacional que de alguna manera podría apoyar la compra de un nuevo televisor se verá debilitado decididamente por la falta de grandes eventos televisivos, como la Eurocopa de fútbol o los Juegos Olímpicos de Tokio. Además, las emisoras podrían sufrir fuertes contracciones tanto en cuanto a nuevas producciones (ver programas en vivo, entretenimiento con presencia de público en el estudio, así como dramas que encontrarán grandes dificultades con las tomas externas).
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Otro capítulo destinado a tener un fuerte impacto será publicidad. Por ejemplo, en este período a nadie se le habrá pasado por alto la desaparición casi total de los anuncios de los grandes fabricantes de automóviles, entre los principales clientes del mercado. Los datos de previsión no son alentadores: a 31 de enero Brand News proponía un crecimiento potencial del 1,9% mientras que una encuesta realizada el 1 de abril entre los operadores del sector preveía pérdidas de dos dígitos del orden del 20%. La consecuencia más directa ya la ha mostrado Mediaset cuando, aún ante una importante subida de ratings, en los últimos días ha tenido que recurrir al despido de un gran número de empleados.
RAI
Pero si Esparta llora Atenas no se ríe, y en Viale Mazzini las cosas no parecen ir mucho mejor. Neto de las controversias y tensiones entre las partes que presionan Rai para ocupar espacios y posiciones (para variar), en el horizonte de la Fase 2, que es de esperar que pronto comience también para Rai, surgirán viejos problemas que nunca se han resuelto y otros completamente nuevos debido al Covid de nuevo. Entre las pendientes está sobre todo el aplazamiento de la carísima a diciembre Planta Industrial, que ya casi nadie parece creer. Entre los nuevos problemas surgirán los relativos a un papel de la Función Pública que necesariamente tendrá que hacer frente a lo ocurrido en las últimas semanas en cuanto a autoridad, credibilidad y capacidad de respuesta integral a las preguntas planteadas por los usuarios tanto en materia de información y en cuanto a la oferta editorial. Solo un ejemplo: Rai Play que, como se desprende de un documento interno de la compañía revelado en los últimos días por República, no parece estar a la altura de sus competidores directos. Cuando los miles de empleados regresen (¿podrán?) a sus oficinas, muchas cosas podrían ser diferentes y no son pocos los que miran con gran preocupación el futuro de su lugar de trabajo.