La justicia se encargará de detener a Donald Trump. Un juez estadounidense paralizó temporalmente a nivel nacional la ya famosa Muslim Ban, con la que el presidente estadounidense introdujo restricciones a la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.
Tras las polémicas internacionales y los pedidos de medidas de Washington y Minnesota, James Robart, juez de Seattle, se encargó de emitir un amparo restrictivo contra la prohibición.
Trump, como era de esperar, no se lo tomó muy bien. La Casa Blanca ya ha reafirmado su disposición a defender la orden ejecutiva emitida el 27 de enero “que, estamos convencidos, es legal y adecuada”. Por lo tanto, el Departamento de Justicia se está preparando para presentar una apelación.
Pero el presidente estadounidense prefirió utilizar su red social favorita para expresar su enfado: “La opinión de este supuesto juez, que esencialmente priva a nuestro país de la legalidad, es ridícula y será revocada”.
Y otra vez: “Cuando un país ya no es capaz de decir quién puede y quién no puede entrar y salir, sobre todo por cuestiones de seguridad, es un gran problema”, escribió el mandatario.
Pese a la oposición del presidente, tras el bloqueo temporal de la disposición establecida por el juez federal, el Departamento de Estado anuló la cancelación de visas de entrada a Estados Unidos que había puesto en práctica tras la firma de la orden ejecutiva. Por lo tanto, el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. no requerirá que las aerolíneas detengan a los pasajeros con visas.
