El presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, recibido por sorpresa Jack Ma, el multimillonario chino que fundó Alibaba. Los dos discutieron las relaciones comerciales entre Washington y Beijing y la posibilidad de que el gigante del comercio electrónico (que cotiza en Wall Street) amplíe su presencia en Estados Unidos, ayudando a crear hasta un millón de empleos en los Estados Unidos.
La entrevista puede puntuar un punto de inflexión en las relaciones entre la administración estadounidense entrante y China, como lo demuestran las palabras del nuevo presidente estadounidense al final de la cita en la Trump Tower de Nueva York: "Fue una buena reunión -dijo- Jack y yo vamos a hacer grandes cosas juntos..
Incluso, el número uno de Alibaba utilizó tonos más que conciliadores: “La puerta está abierta a la discusión sobre relaciones y temas comerciales. Creo que el presidente electo es una persona muy inteligente, de mente abierta y que escucha. Le presenté mis ideas sobre cómo mejorar el comercio transfronterizo, especialmente para las pequeñas empresas".
En las últimas semanas, Trump había utilizado palabras muy críticas contra China y su política comercial, acusando al régimen comunista de robar empleos y manipular el tipo de cambio del yuan. Pero ahora el escenario podría cambiar. Jack Ma, de hecho, también es El mejor amigo de Xi Jinping, secretario del Partido Comunista y presidente de la República Popular.
No es casualidad que el Global Times, un periódico en inglés que expresa el partido, escribiera que Trump, a pesar de "la actitud dura hacia China, ha dejado la puerta abierta para una colaboración basada en hechos".
El asunto también atañe a los intereses particulares de la familia Trump. Justo antes de conocer a su nuevo amigo Jack, Donald se había convertido en asesor de la Casa Blanca. Jared Kushner, esposo de su hija Ivanka. Y el New York Times recuerda que en los últimos días el yerno del presidente estadounidense, pagando un almuerzo de miles de dólares con la vista puesta en posibles negocios inmobiliarios, había tratado de ganarse la simpatía de Wu Xiaohoui, el poderosísimo chino tan metido en el régimen que se casó con la sobrina de Deng Xiaoping y tan rico que es dueño del gran hotel Waldorf Astoria en Nueva York.