La ley de presupuestos del próximo otoño ya tiene un primer paso: el Gobierno ha preparado un paquete para el trabajo juvenil, que prevé sobre todo una máxima bonificación en las cotizaciones, durante al menos dos años, aunque no se puede descartar que pueda extenderse a un plazo de tres años. Cotizaciones a la seguridad social pagadas por las empresas para todas las nuevas contrataciones menores de 32 años se reducirá a la mitad, hasta un descuento máximo de 3.250 euros anuales: la tasa de cotización pasará del 30-33% de ahora, con una ligera variación según los casos, hasta el 15%-17,5%.
El segundo aspecto importante es que el recorte de aportes no afectará la pensión futura del trabajador. La suma no pagada por la empresa sería cubierta por el Estado. Y por eso la operación tiene un coste: alrededor de mil millones de euros el primer año, de dos mil millones una vez que esté en pleno funcionamiento. ¿Qué ocurre una vez transcurridos dos años desde la contratación con el maxi descuento? A diferencia de lo que se hizo con la Ley del Empleo, esta operación sería estructural y por ello el Gobierno ha decidido mantener en todo caso la reducción de las cotizaciones. Sin embargo, mucho más contenido, en 4 puntos porcentuales en comparación con la tasa estándar del 30-33%, para luego caer al 26-29%. Pero destinado a durar hasta el final de la carrera, incluso si el empleado cambia de empresa. Y con efecto a dividirse en dos partes: la mitad en beneficio de las empresas como reducción de las cotizaciones a pagar; por la otra mitad en beneficio del trabajador con un aumento en su salario.
Sobre este segundo aspecto de la prestación, que tiene un cierto costo como se mencionó, el Gobierno tiene listo un plan B: como alternativa al descuento de 4 puntos de por vida, se podría enfocar en el aprendizaje, que en los primeros cinco meses del año se creció un 27%. La reducción a la mitad de las cotizaciones estaría así ligada a la contratación estable de aprendices, al final de la duración máxima del contrato, que es de tres años. Los aprendizajes también tienen un peso de contribución muy bajo, 10%. En caso de estabilización, el tipo subiría al 15/17,5%. Más caro pero aún mucho más ventajoso que el estándar, lo que representa un fuerte incentivo para la estabilización.
Ante estas importantes innovaciones para el trabajo, especialmente entre los jóvenes, parece cada vez más improbable un aplazamiento de la elevación de la edad de jubilación a los 67 años. Ante la falta de recursos para cubrir todas las medidas, el Ejecutivo ha optado por ello, de momento, por dar prioridad al relevo generacional en el mundo laboral.