Los datos del ISTAT sobre el mercado laboral actualizados en julio confirman una tendencia que ya se observa desde hace tiempo: el aumento de ocupados acerca el empleo a los niveles anteriores a la crisis de 2008, como ya ha ocurrido en Lombardía en los últimos meses. La irrefutable claridad de los números tiene también el mérito de orientar las críticas mediáticas hacia cuestiones reales y serias, como la calidad del nuevo puesto desde el punto de vista del contenido profesional y el salario, aunque persista cierta incapacidad para leer los datos. sobre el empleo referido a grupos de edad, para el que La Stampa titula "sólo los mayores de 50 años encuentran trabajo" y Oscar Giannino en Radio1 afirma lo mismo.
Debe recordarse que el ISTAT no monitorea las colocaciones laborales (no las nuevas contrataciones que se infieren de las Comunicaciones Obligatorias y que en cambio ilustran los informes del Observatorio INPS), sino simplemente cuántas personas están empleadas en un período determinado, y compara esta cifra con la del período anterior, en términos absolutos y dividiéndolos por grupos de edad. Estos números están muy influidos por la dinámica demográfica, en la que un trabajador que a finales de junio ha cumplido 50 años en julio ya no se contabiliza en el tramo 35-49 (y por tanto ese tramo "pierde" un empleado) mientras que el 50-64” gana” uno. Dado que en nuestra sociedad la distribución de la población en los grupos de edad no es igualitaria sino más amplia en los grupos de mayor edad, la rotación (entrada de nuevos sujetos en los grupos más jóvenes) no equivale a la salida de los jóvenes hacia los mayores. grupos Hay por tanto un envejecimiento de los ocupados más o menos equivalente al envejecimiento de la población total: el hecho de que las empresas contraten mayoritariamente a mayores de 50 años es un efecto óptico debido a la dinámica demográfica.
Al fin y al cabo, bastaría tomarse la molestia de leer hasta el final las tablas del ISTAT para descubrir la última (y digna) tabla "Cambios Tendenciales Netos del Componente Demográfico", de la que se puede deducir que en el 15-34 rango los ocupados han aumentado un 1,7% y los parados han disminuido un 3,2%, en el grupo de 35-49 años, aparentemente penalizados por los datos brutos, los ocupados aumentan un 0,9% (en lugar de disminuir, como en el "efecto óptico", por 1,2%) y los parados descienden un 2,3%, mientras que en la franja de 50-64 años, la "privilegiada", el empleo sube un 1,8% frente al 3,7% y ¡he aquí que el paro sube un 15,4%!
Después de todo, el informe del primer semestre de 2017 publicado por el Observatorio del Precariado (INPS) nos ayuda a reenfocar las cosas: aquí, como se mencionó antes, se contabilizan las contrataciones y los despidos y esto permite observar los flujos del mercado laboral. y no sólo el balance final. En cuanto a la contratación (es decir, contratación de jóvenes en su primer empleo, desempleados, trabajadores de otra empresa) hubo (considerando contratos indefinidos, de duración determinada y de aprendizaje) 1.124.831 para el grupo de edad de 15 a 30 años.
Dos instrucciones para el uso de estos datos: los rangos de edad que toma en consideración el INPS no coinciden con los del ISTAT, pero corresponden los de 49 años y más, y este es el rango cuyos datos sirven a nuestro razonamiento. Segundo: las cifras de las que hablamos se refieren a las colocaciones laborales, no a la balanza laboral (la que ilustra el INPS; por lo tanto, las millonarias colocaciones laborales deben compararse con las cifras de terminaciones (jubilaciones, renuncias, despidos y, sobre todo, plazo). expiración del contrato).
Dicho esto, veamos las contrataciones del resto de franjas de edad: de 30 a 49 años son 1,482,788; mayores de 49 años, es decir, en el rango en el que, según algunos medios, se produce casi exclusivamente la contratación, ¡solo hay 529,169! ¿Son contratos indefinidos, que confinan la "precariedad" de los contratos de duración determinada a los grupos de edad más jóvenes? Absolutamente no: las contrataciones permanentes son el 26% del total frente al 24% en la categoría anterior. Las “nuevas contrataciones” no se realizan mayoritariamente entre los mayores de 50 años sino, por el contrario, entre los grupos de edad más jóvenes. El empleo entre los mayores de 50 años está aumentando como consecuencia del envejecimiento de los trabajadores ya ocupados y la ampliación de la edad laboral,
Las objeciones sobre la "calidad" del empleo que se ha creado parecen más fundadas. Evidentemente es necesario entender cómo determinar la calidad de un puesto: no hemos encontrado datos que tengan en cuenta, si no para microáreas o situaciones individuales, los contenidos de la descripción del puesto o al menos la clasificación de las nuevas contrataciones, y el simple desglose entre trabajadores, empleados, gerentes y ejecutivos no dice nada significativo. Los únicos datos objetivos que podemos seguir son los relativos a salarios y horarios.
En cuanto a lo primero (aquí también usamos datos del INPS para la primera mitad del año) efectivamente cabe señalar que, mientras la retribución de los nuevos empleados fijos tanto respecto a 2015 como a 2016 crece (+6,7% sobre 2015) la de contratos a plazo (-2,4%). En cuanto a la jornada laboral, cabe señalar que el 40% de las nuevas contrataciones indefinidas son a tiempo parcial (frente al 42% en 2016), al igual que el 39% de las de duración determinada (frente al 37% en 2016). Todavía no tenemos datos de cuántos trabajadores a tiempo parcial involuntarios hay para este período, pero fueron disminuyendo en el trimestre anterior.
Una observación inmediata sobre estos pocos parámetros parecería indicar que el empleo mejor remunerado y de tiempo completo se está consolidando entre los trabajadores permanentes, mientras que la tendencia se invierte entre los trabajadores de duración determinada. El hecho de que la contratación de duración determinada esté al alza (66% de las nuevas contrataciones en 2017 frente al 62% en 2016) puede hacernos pensar que estamos ante el principio de un fenómeno working poor. En realidad, esta alarma debe reducirse: en primer lugar, el trabajo de duración determinada representa solo el 14 % del empleo total, exactamente igual que la media de la UE, pero inferior, por ejemplo, a la cifra de Francia, Suecia y los Países Bajos.
Sin embargo, este es un tema que merece ser investigado también en relación con el empleo juvenil, dado que para los grupos de edad hasta los 29 años, el empleo de duración determinada representa hasta el 75% del total.