De un solo golpe, el Tour pierde a Peter Sagan y posiblemente a Mark Cavendish. Todo sucede en el multitudinario sprint de Vittel donde todos los grandes velocistas del Tour se encontraron codo con codo para disputar la victoria, en un tráfico denso y nervioso, provocando desastrosamente incluso la caída de Degenkolb: para el jurado del Tour una maniobra con un carácter muy alto nivel de peligrosidad, dada también la velocidad de los corredores en la carrera final, una impropiedad sancionada primero con apenas 30” de penalización, luego, tras revisarla a cámara lenta, incluso modificada con la descalificación del campeón del mundo.
El Tour de Sagan termina en Vittel, que tan solo 24 horas antes había sido celebrado y aclamado por la espectacular victoria en la línea de meta de Longwy. Su sueño de traer su sexto maillot verde a París se desvanece, igualando el récord de Eric Zabel. El Tour de Cavendish también corre el riesgo de terminar aquí, transportado al hospital para comprobar el alcance del daño en su hombro: pase lo que pase, la búsqueda del récord de 34 victorias de etapa de Merckx se vuelve más complicada para el velocista británico. Ayer en Vittel, Cavendish, jugándose la vida como siempre, lanzándose a una loca remontada sobre Sagan, buscaba su 31º éxito en el Tour.Le fue mal.
La etapa marcada por repetidos choques la ganaron los que no volaron al suelo: el más rápido de todos, en el sprint trastornado por el crimen entre Sagan y Cavendish, fue Arnaud Demare, que precedió a Kristoff y Greipel. Geraint Thomas también acabó en el suelo con otros corredores en el rifirrafe que se desató en el grupo a la vista de la línea de meta: afortunadamente para el galés, la caída no tuvo consecuencias físicas ni clasificatorias porque se produjo en los últimos 3 km. El retraso se ha neutralizado y el maillot amarillo permanece sobre sus hombros por cuarta jornada consecutiva.
Hoy el Tour afronta la primera meta en subida en la Planche des Belles Filles. Será la primera prueba para quien quiera ganar.
