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Tony Effe, mejor no Concertone: ¿por qué gastarías dinero público en canciones sexistas? Es ridículo hablar de censura.

No entendemos por qué un artista debería estar exento de la obligación de respetar la dignidad de la mujer y menos aún entendemos por qué los contribuyentes deberían pagar por sus actuaciones sexistas y vulgares. El alcalde de Roma hizo bien en revocar su invitación al Concierto de Año Nuevo del que sólo pueden quejarse los chics radicales incurables

Tony Effe, mejor no Concertone: ¿por qué gastarías dinero público en canciones sexistas? Es ridículo hablar de censura.

que bueno que Tony Effe, el trampero de canciones a menudo sexistas y vulgares, no subirá al escenario Concierto de año nuevo al Circo Máximo en Roma. A pesar del manto de hipocresía de muchos chic radicales, el alcalde de Roma Roberto Gualtieri ella hizo un gran trabajo al dejarlo al revocar la invitación. Gualtieri había cometido inicialmente el pecado de ingenuidad y desconsideración al invitar a Tony Effe, pero que su arrepentimiento sea bendito. Las letras del trampero no dejan lugar a dudas. Una de sus canciones dice: “Ponle correa a tu novia. Ella nos ve y actúa como una puta”, etc. ¿Es arte? Cada uno puede pensar como quiera pero ¿dónde está escrito que a un artista no le pueden importar los valores fundacionales de una sociedad civil como el respeto a la dignidad de la mujer? ¿Y dónde está escrito que yo? Los contribuyentes ¿Deberían pagar de su propio bolsillo las actuaciones cuestionables de Tony Effe? Canta donde quieras pero no con dinero público. Frente a estas consideraciones evidentes, uno sonríe aún más de lo que lamenta lo improbable censura. ¿Pero dónde estaría la censura si el trampero ya tiene prevista otra actuación alternativa para la Concertone? Lo importante es que lo pague su afición y no las arcas del Ayuntamiento y de todos los ciudadanos romanos. Por eso Tony Effe bajó de la torre sin ningún arrepentimiento.

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