Japón registra el primer caso de espionaje transnacional en el campo de la tecnología avanzada. La policía de la capital arrestó a un ingeniero de 52 años de Fukuoka acusado de pasar información confidencial sobre una nueva tecnología desarrollada por Toshiba a SK Hynix Inc de Corea del Sur. Los datos sustraídos se referían a la memoria flash NAND, una memoria de estado sólido no volátil que permite un aumento significativo de la velocidad, utilizada principalmente en cámaras digitales, reproductores de música portátiles, teléfonos móviles, pendrives, palmtops y en algunos modelos de portátiles. La memoria flash NAND está a la vanguardia de la tecnología de semiconductores, y aquellos con los más altos niveles de precisión en la fabricación de chips también tienen una ventaja significativa sobre sus competidores. El ingeniero acusado de espionaje industrial había participado en 2008 en una investigación sobre memoria flash trabajando en la estadounidense SanDisk Corp, fabricante de chips que opera en sociedad con Toshiba. Así tuvo acceso a datos confidenciales, clasificados por Toshiba como secreto de empresa. Según la acusación, cuando más tarde dejó SanDisk Corp para ir a trabajar a SK Hynix, vendió la información previamente recopilada a su nuevo empleador. El Departamento de Policía Metropolitana de Tokio comenzó su investigación después de recibir informes de que SK Hynix había tomado posesión de datos altamente confidenciales propiedad de Toshiba. La empresa japonesa posee aproximadamente el 32 por ciento del mercado mundial de memoria flash NAND, lo que la coloca en segundo lugar detrás de Samsung de Corea del Sur, mientras que SK Hynix ocupa la cuarta posición con una participación del 13 por ciento. Hasta hace unos años, Japón era el líder indiscutible en tecnología de semiconductores, pero la reciente aparición de Corea del Sur y otros rivales asiáticos, capaces de producir chips eficientes a un costo significativamente menor, ha puesto a las empresas japonesas en una grave desventaja. A medida que disminuyeron las ganancias, las empresas japonesas se vieron obligadas a reducir su fuerza laboral, y los competidores de Corea del Sur y China se aprovecharon de esto, ya sea contratando ingenieros despedidos de empresas japonesas o atrayendo a los que aún estaban en servicio con la promesa de una compensación mucho mayor.
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