Continúa el calvario de la maxi-fusión con marca estadounidense entre los dos gigantes de las telecomunicaciones AT&T y T-Mobile, la sucursal estadounidense de Deutsche Telekom. Por ahora, las esperanzas de completar la operación de 39 mil millones de dólares son escasas. Las dos empresas retiraron sus solicitudes de licencia de la FCC, el regulador de telecomunicaciones. Pero eso no es suficiente.
AT&T, que lleva meses intentando en vano comprar al competidor, ha anunciado que ha destinado 4 millones de dólares para pagar una posible devolución a T-Mobile USA en caso de que la operación fracase definitivamente. En agosto, la administración de los EE. UU. había pedido al Antimonopolio que bloqueara la adquisición, que habría creado el grupo de telefonía celular más grande de los Estados Unidos.
A la fecha, si el acuerdo se lleva a cabo, tres compañías tendrían el 90% del mercado de teléfonos celulares de EE. UU. en sus manos. Además, según la FCC, la fusión corre el riesgo de provocar despidos y aumentos de precios para los consumidores. Las dos empresas han hecho saber que no tienen intención de abandonar la operación y, llegado el momento, volverán a presentar su candidatura ante la FCC.
Pero las posibilidades de que el acuerdo se lleve a cabo, según los comentarios de los analistas informados por el Financial Times, son inferiores al 20%. Sin embargo, parece que, al fin y al cabo, AT&T está reevaluando la conveniencia de la inversión. Por otro lado, si la negociación fracasa, podría ser una auténtica derrota para Deutsche Telekom, el principal operador de telecomunicaciones de la Eurozona.
