La reforma del sistema TLC está en pleno apogeo. Una operación compleja en la que también se entrelaza después la maraña de relaciones entre Vivendi y Mediaset la decisión del Tribunal de la UE que liberó el 28% de participación de los franceses en el Biscione, hasta ahora "congelado" en el 10%. Se trata de una decisión que requiere una revisión de la Ley Gasparri de 2004 y que podría permitir a Mediaset entrar en el proyecto de red única, complicando aún más el panorama. Además, otro problema se suma a la complejidad de la transacción financiera: el de superando la actual radiodifusión digital terrestre hacia DVB-T2, previsto para 2022 pero con un ajuste inicial fijado para septiembre de 2021. Un año después de la fecha límite, aún están por esclarecerse los métodos de una transición que involucrará a millones de familias. Según las estimaciones del grupo de expertos DDay, la transición al nuevo estándar requerirá el reemplazo, ya en septiembre de 2021, de 15 millones de televisores obsoletos en comparación con una producción anual de solo 4 millones de dispositivos de TV. Y te arriesgas a un cortocircuito.
Su PrimeroEnLínea empezamos a escribir sobre nueva mutación de la televisión ya desde 2017 y ahora, a menos de un año del inicio sustancial de lo que puede definirse como un pasaje epocal de los TLC, también se vislumbran los temas críticos que se están definiendo en relación a las evidentes implicaciones con la actual crisis del Coronavirus.
Las dos áreas, red única y frecuencias de televisión, inevitablemente se combinan y se superponen. De hecho, los contenidos televisivos podrán "viajar" por la red con una velocidad y calidad de señal en fuerte competencia con la TDT, como ya ocurre en parte. Los diversos Cielo, Tim, Netflix, Amazon, Disney de hecho, han sido durante mucho tiempo los competidores directos de las emisoras de televisión tradicionales e La televisión inteligente es, de hecho, un posible oponente directo de la televisión antigua. al que el público en general está sólidamente acostumbrado. La diferencia entre los dos dispositivos consiste simplemente en uno de sus componentes electrónicos fundamentales: el sintonizador de señal.
Según una nota legislativa de la Mise“se entiende por televisor aquel capaz de recibir, decodificar y visualizar la señal digital terrestre o satélite a través de un decodificador o sintonizador externo… por lo que no lo son dispositivos como ordenadores, smartphones o tabletas y cualquier otro dispositivo sin sintonizador” .
Cuando haya televisores a la venta en el mercado sin esta parte esencial para definir la naturaleza de un aparato de TV, las cartas sobre la mesa están destinadas a cambiar radicalmente. Este aspecto, solo para definir claramente lo que significa en dimensiones económicas, nos lleva a decir que para Rai podría traer consecuencias desastrosas ya que un aparato sin sintonizador no es un televisor y por lo tanto no está sujeto al pago de la tasa de licencia. Ahora, es bueno recordar que a partir del próximo septiembre de 2021 puede haber millones de italianos que pueden encontrar la pantalla negra cuando encienden el televisor "viejo".
¿Qué ha pasado en estos meses y qué puede pasar todavía? En primer lugar, sucedió que casi nadie habló sobre este problema. Las últimas noticias se remontan al pasado mes de diciembre-enero cuando se emitió un comercial en cadenas públicas y privadas de interés general informando a la ciudadanía que se preveía una (modesta y limitada) aportación para el desguace de televisores antiguos. Tanto es así que solo 8 millones, de los 151 asignados, se han desembolsado hasta el momento según los datos oficiales disponibles. Después viene la dramática crisis del Coronavirus que hace saltar por los aires la mesa y si en la campaña de comunicación encaminada a apoyar la compra de nuevos equipos ya se preveían dificultades, ahora todo se ha vuelto sumamente complicado. La propensión a gastar de los italianos ha bajado y no hay visos de que se reanude pronto y les convenza de afrontar el coste de un nuevo televisor (incluso más de uno por hogar, dado el actual nivel de difusión en los hogares donde hay más de uno aparte). La partida, por tanto, se jugará en gran medida sobre la comunicación que tendrán que hacer las instituciones y los operadores para afrontar esta nueva etapa.
En estos días el MISE deberá culminar la consulta con los operadores de televisión encaminada a definir los Mensajes Clave de la campaña de comunicación. En el documento que obra en nuestro poder en la introducción leemos que "los beneficios para los ciudadanos individuales pueden parecer menos inmediatos, el mensaje debe ser fácilmente decodificable desde el punto de vista de la comunicación. La transición natural a los nuevos televisores puede ser más lenta sin una comunicación oportuna e incentivos de apoyo".
La apuesta para todos los operadores de televisión es muy alta y, entre ellos, el que podría pagar el precio más alto es Rai. La potencial pérdida de grandes cuotas de mercado publicitario, de un elevado número de espectadores que podrían verse inducidos a migrar a otras plataformas, a otro tipo de contenidos más "atractivos" que el Servicio Público no es capaz de ofrecer (ver fútbol) sería se suman a una situación económica ya complicada donde leemos de desfases presupuestarios para el próximo año cercanos a los 200 millones. En materia de comunicación al público, cabe recordar que el Contrato de Servicios en el art. 17 establece que “Rai garantiza información al público en cada área técnica durante la implementación de la hoja de ruta nacional para la liberación de la banda de 700MHz, utilizando transmisiones de televisión, radio y la web. Esta información deberá ser brindada ininterrumpidamente hasta que se completen las actividades en todo el territorio nacional.” y en ninguna parte dice que esto debe hacerse en coordinación con los ministerios competentes. Para Rai y otros, no es solo una obligación, sino también una conveniencia y una oportunidad: la competencia tecnológica no admite demoras ni tácticas. Cualquier retraso o negligencia es culpable y el mercado, los ciudadanos, no pueden perdonar.