Los temblores que siguen hacer temblar a emilia, con graves secuelas de muertos, heridos y personas sin hogar, se sintieron con fuerza hoy también en Bolonia, en el antiguo Palacio Davia Bargellini, donde se encontraba el nomisma. Los aspectos macroeconómicos de la crisis mundial se estudian aquí desde hace semanas y se vislumbra un futuro gris para Italia: "La recuperación difícilmente llegará en 2013 -dice Sergio De Nardis, economista jefe del centro de investigación – nos inclinamos más a pensar como el Fondo Monetario y la OCDE, creemos que el inicio del próximo año seguirá estando en una ligera recesión”.
En este contexto, hasta hace unas semanas, Emilia-Romaña se destacaba por llevar mejor la contabilidad. “La fuerte propensión a las exportaciones de esta región –continúa De Nardis– le permitió llevarse mejor que otras. Sin embargo, el terremoto está socavando esta situación privilegiada, no porque la demanda exterior esté cayendo, sino porque las empresas, con todos los daños estructurales que están sufriendo, tienen dificultades para cumplir con sus compromisos. Mayo será un mes para olvidar. En primer lugar por los muertos, por los que han perdido sus casas, pero también por el PIB: porque hay almacenes destruidos, empresas paradas e incertidumbre general. En resumen, la destrucción. Sin embargo, paradójicamente, como economista debo observar que después de la destrucción siempre hay reconstrucción”.
Doctor De Nardis, ¿qué debemos esperar en los próximos meses?
Mientras tanto, esperemos que la tierra deje de temblar. Una vez que la situación se estabilice, luego del efecto catástrofe, esperamos un efecto rebote, que también se extenderá a la región. Emilia-Romaña representa el 9% del PIB nacional, por lo que tiene un peso específico considerable.
¿Qué se debe hacer para iniciar la reconstrucción?
Creo que el Gobierno intentará reducir la carga fiscal de las poblaciones afectadas y creo que también debería actuar a nivel europeo para conseguir una mayor flexibilidad en los parámetros. Por ejemplo, ya se habla de que el dinero invertido en la reconstrucción no cuenta para el déficit y eso es fundamental. Aparte del terremoto, estábamos estudiando la situación en Italia y nos preguntábamos cómo podría reactivar la economía. Bueno, no habíamos encontrado muchas salidas, porque el rigor impone el endurecimiento fiscal y la contención del gasto, por lo que los márgenes para un relanzamiento parecían muy escasos. El efecto paradójico de eventos como este terremoto es que desordenan las cartas sobre la mesa, lo que lleva a una acción propulsora.
En resumen, ¿podemos encontrar escaso consuelo en la tragedia?
Es malo decirlo ahora, que todavía estamos en medio de este terrible evento, pero es verdad. Estoy convencido de que la región y, en consecuencia, Italia tienen derecho a ser menos estrictos con las cuentas. Los datos de mayo serán muy negativos, pero a partir de junio o julio se espera que la economía recupere vitalidad también gracias al fundamental sector de la construcción. Esto sucedió en Japón, pero también en Abruzzo. Desgraciadamente este efecto positivo vendrá después de un evento muy doloroso y no habrá nada que celebrar.
