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Vitelli: "Cuidado de la salud: más innovación y no más corrupción y burocracia"

ENTREVISTA A CARLO EUGENIO VITELLI, director del Departamento de Cirugía del Hospital San Giovanni de Roma - "La Conferencia Italiana de Cirugía ha demostrado que el sistema de salud es sostenible si se elimina la corrupción y la medicina defensiva y se pone el foco en la innovación" - Haría falta un cuerpo de control técnico al estilo inglés – Robótica, laparoscopias y vacunas.

Vitelli: "Cuidado de la salud: más innovación y no más corrupción y burocracia"

"El servicio de salud italiano es sostenible si las cosas se hacen correctamente, es decir, eliminando la corrupción, la medicina defensiva y centrándose en una innovación útil y ventajosa, guiada por técnicos, es decir, por médicos, y no decidida en la mesa". Lanzar el llamamiento es Carlos Eugenio Vitelli, Director del Departamento de Cirugía de San Giovanni en Roma y copresidente de la conferencia (con Giovanni Battista Doglietto, lumbrera del Policlínico Gemelli y de la Universidad Católica de Roma), concluida ayer en la capital, que reunió a 27 sociedades científicas para la primera vez de la Cirugía Italiana, prácticamente todos, se reúnen en un congreso conjunto.

El titulo era “Sostenibilidad, innovación, litigio y ética” y el evento contó con la participación de las ministras de Salud Beatrice Lorenzin y de la Administración Pública Marianna Madia, así como del presidente de la ANAC Cantone Raffaele, que no se anduvo con medias tintas para definir uno de los grandes problemas a los que se enfrentó en la sesión final: "En muchas cuestiones que atañen a la alta dirección de las estructuras sanitarias hay una fuerte influencia de la política, que en algunos ámbitos supone también una parte de la influencia del crimen".

Uno de los temas es precisamente el de la transparencia en la compra de productos y servicios: “También se ha hablado -explica Vitelli- de centralizar las licitaciones de compras a través de una sola empresa a nivel regional, como es el caso del Consip a nivel nacional. Pero sobre todo necesitamos organismos técnicos, como NICE en Reino Unido, que evalúen la funcionalidad de los nuevos dispositivos, y de los nuevos fármacos, para los tratamientos a los que van dirigidos. Actualmente en Italia prevalece el criterio de la economía y, en algunos casos, de la mala reputación, ya veces también es culpa de nosotros los cirujanos porque aún no hemos aclarado las pautas”.

La referencia es sobre todo a la robótica, muchas veces utilizada de manera inapropiada en quirófanos, "de forma inútil y costosa", pero también en casos en los que se certifica la utilidad de la innovación, como el de medicamento contra la hepatitis C recientemente patentado, pero no está al alcance de todos, "creando desigualdad en un sistema de salud que en cambio pretende ser universal, sin dejar de estar entre los más eficientes del mundo".

La verdad sobre el abuso del uso de robots se explica fácilmente: "La única validez actualmente certificada - revela Vitelli - es que para operar el prostatectomía radical, o cáncer de próstata, en cambio los robots se usan para casi todo, acabando siendo antieconómicos ya que las máquinas cuestan mucho, y su mantenimiento también, pero el reembolso de la operación es el mismo que si se hiciera de forma tradicional”.

Así que una solución sería un organismo de control técnico, sobre el modelo inglés, que codifica las intervenciones que se deben realizar con el robot, previendo un mayor reembolso. “Nos enfrentamos a una enorme cantidad de innovaciones – confirma el cirujano de San Giovanni -, que sin embargo no son gestionadas por médicos sino por funcionarios de los ministerios, que aplican únicamente criterios económicos y no científicos. El ministro Lorenzin dijo estar de acuerdo con nosotros en este punto”.

En definitiva, la innovación existe, pero si por un lado aporta indudables ventajas a los pacientes, es que no se puede extender o se está extendiendo mal: además de los robots, que permiten operar a los pacientes a distancia, también se han extendido las intervenciones mediante sondas, no invasivas, como las más recientes laparoscopias para operaciones intestinales. Pero la política arruina todo, como también dijo Cantone e ilustrado por un caso emblemático: “En Roma hay 5 centros de trasplante hepático y uno solo en Piamonte, que sin embargo solo hace más trasplantes que en Roma…”, dice Terneros.

Otra pieza a quitar es la de medicina defensiva, “que le cuesta al sistema 12 mil millones al año”. Una cifra considerable, debido a los procedimientos puestos en marcha para evitar posteriores problemas judiciales: "Hay protocolos por los que ante la ausencia de determinados síntomas se envía a un paciente a casa, pero ahora el miedo a la acción judicial lleva a una resonancia magnética en más, o a mantener al paciente unos días más en el hospital: son gastos inútiles”.

Finalmente, el Director del Departamento de Cirugía de San Giovanni en Roma también reflexiona sobre uno de los temas candentes del momento en el mundo de la medicina: las vacunas. “Es indignante que algunas personas ya no quieran hacerlos, es pura locura. Habíamos conseguido erradicar enfermedades como la viruela, y ahora las vacunas son más necesarias para hacer frente a los flujos migratorios de estos periodos, que nos exponen al regreso de enfermedades que parecían obsoletas, como la tuberculosis. En general, se necesita más prevención, más allá de las vacunas: muchos controles, que se hacían por ejemplo para el servicio militar, ya no se hacen. En esto también insistió el ministro Lorenzin”.

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