La supercomputadora más poderosa del planeta se fabrica en China. Se llama Sunway Taihulight y puede presumir de una potencia de procesamiento igual a 93 petaflops, o 93 billones de operaciones de coma flotante realizadas en un segundo por la CPU.
Pero incluso más que el poder absolutamente sin precedentes, la principal peculiaridad del gran cerebro es que no utiliza ningún procesador y microchip fabricado por empresas norteamericanas. Todo, desde la arquitectura hasta los semiconductores, fue diseñado en China por el High Performance IC Design Center en Shanghái.
La supercomputadora Sunway Taihulight supera a su predecesora china, la Tianhe-2, en términos de potencia de procesamiento, que cuenta con una capacidad de 30 petaflops. En tercer lugar está el americano. Titan, que es cinco veces menos potente que el nuevo cerebro chino, que además puede contar con una gran eficiencia energética: los 15,3 megavatios de potencia bajan significativamente el límite alcanzado por Tianhe-2 (17,8 megavatios) y corresponden a la necesidad anual de unas tres familias formado por cuatro personas.
Un gran resultado tecnológico, que también tiene su valor histórico y político, dado que marca claramente el camino chino hacia la independencia total de la tecnología americana, tal y como prevé el "Programa 863” del gobierno de Beijing, especialmente en lo que respecta a los sistemas utilizados en el sector de la defensa.
Las palabras de también se mueven en esta dirección. Jack Dongarra de la Universidad de Tennessee, inventor del sistema de medición con el que se elabora el ranking de supercomputadoras: “Es la primera vez -afirma el experto- que los chinos tienen un mayor número de sistemas que los estadounidenses”. De hecho, en el top 500 de superordenadores hay 167 modelos chinos, incluidos los dos primeros de la clasificación, frente a los 165 de Estados Unidos. En 2001, ninguna computadora china estaba en la clasificación.
