El mercado de automóviles de lujo está cada vez más hacia el este. Los últimos en notarlo son los de McLaren. El fabricante de superdeportivos -cuyo nombre siempre se asocia a la Fórmula 1- ha comenzado a vender a China, en un intento por hacerse con un trozo del pastel, ya mordido por competidores como Ferrari y Lamborghini.
La economía de Pekín está creando unos 30 millonarios al año, según el instituto de investigación Hurun Report, y su avidez por productos de superlujo -incluidos automóviles- ha convertido a la República Popular en un nuevo Eldorado para las marcas más caras.
McLaren está a punto de abrir su primera sala de exhibición en Shanghai dentro de unos días y tiene la intención de aterrizar en Beijing, Guangzhou y Chendu dentro de un mes. Para principios del próximo año ya se habla de otros dos puntos de venta.
Según cálculos del fabricante de automóviles británico, China podría representar el 10% de los ingresos y toda la región asiática hasta un tercio del total.
Pero no todo el mundo está de acuerdo en que Pekín sea el nuevo paraíso del sector. El consultor de la industria automotriz AT Kearney, citado por el Wall Street Journal, estima que el mercado chino de sedanes y autos deportivos de ultra lujo, incluidas marcas como Bentley, Rolls-Royce, Aston Martin, Maserati y Porsche, es de 5 vehículos al año. Sin embargo, es probable que el crecimiento de las ventas, que aumentó entre un 50 y un 100 por ciento en los últimos años, disminuya significativamente en 2013.
