Estábamos acostumbrados a tener que intervenir devolviendo a la realidad de los datos las imaginativas interpretaciones de los titulares de los periódicos que aparecen con motivo de las encuestas de Istat sobre el mercado laboral. Istat ya ha salido con las encuestas correspondientes al mes de mayo, con todos los datos en positivo y no solo: hace tiempo que no pasa. El empleo está creciendo, en términos absolutos y porcentuales, tanto para hombres como para mujeres, y en todos los grupos de edad. Disminuye la tasa de inactividad y paro. Aquellos que ganaron las elecciones en marzo podrían incluso verse tentados a reclamar estos éxitos. En cambio, el Gobierno supera a los diarios y habla de un "récord de precariedad", derramando luego, con motivo del "Decreto de la Dignidad", un tsunami de mentiras y retóricas sobre el tema.
En cambio hay un primer dato que hay que celebrar, pero que, por desgracia, contradice al Ministro: en mayo hubo más contrataciones indefinidas que de duración determinada (70.000 frente a 62.000). Esto no sucedía desde los primeros meses de aplicación de la Ley de Empleo: podría ser un primer resultado de la desgravación fiscal prevista por la Ley de Estabilidad, pero no tenemos datos suficientes para confirmarlo.
Pero hay otro dato sumamente significativo: la variación de la tendencia (últimos 12 meses) muestra que el empleo temporal aumenta (+16,4%) pero el fijo se mantiene estable (+5.000 unidades, +0,0% en porcentaje). En otras palabras, el empleo de duración determinada no sustituye al empleo "permanente", sino que lo amplía. Así lo confirman los datos del INPS (Informe Anual del Mercado de Trabajo 2018): en 2017 el número de empleados permanentes (14.966.000) alcanzó prácticamente el máximo histórico alcanzado en el tercer trimestre de 2008 (15.007.000).
Ya hemos hablado en el número 31 del hecho de que las cifras de empleo de duración determinada italianas están perfectamente dentro de las cifras europeas. Combatirla es una operación ideológica, que, como comprobaremos en algunas encuestas, no producirá ninguna ventaja laboral. Pero del informe del INPS se desprenden otros detalles dignos de atención: en 2016 (último dato disponible) el 63,7% de los contratos de duración determinada activados eran inferiores a tres meses. En promedio, un trabajador tenía dos contratos de esta duración durante los 12 meses. Como se puede imaginar, las severas restricciones del Decreto de Dignidad afectarían a un número muy marginal de personas.
Pero el mensaje político es muy importante y también se percibe como una carga potencial de litigio en los tribunales. Si estas medidas no son modificadas por el Parlamento (los líderes sindicales de la confederación las consideran inadecuadas pero "van en la dirección correcta") podrían desincentivar de forma más realista las nuevas contrataciones de duración determinada, sin aumentar las de contratos indefinidos. Será importante examinar detenidamente la dinámica del mercado laboral en los próximos meses para entender si las aunque modestas tasas de crecimiento del PIB, y con la entrada en vigor de las medidas anunciadas, confirman la tendencia hacia un aumento gradual pero constante de la niveles generales de ocupación.