Sony se ve obligada a ajustar sus estimaciones de pérdidas esperadas para 2014, cuantificadas a principios de año en 50 millones de yenes, hasta los 230 millones de yenes, equivalentes a 2,14 millones de dólares y 1,7 millones de euros.
Desde 1958 -año de la salida a bolsa de Sony- es la primera vez que la empresa no reparte dividendos. Las causas del colapso son atribuibles principalmente al sufrimiento de la telefonía móvil. De este sector, anunció el CEO Kazuo Hirai, se eliminará el 15% de los puestos de trabajo.
El plan de reorganización interna, que había previsto la escisión de la división de televisión y la venta de la unidad de informática, parece no haber servido de nada. Los resultados de esa operación se esperaban en este mismo periodo, y si bien en julio se produjo una tímida vuelta a los beneficios de Sony, la grave subida de las estimaciones de pérdidas vuelve a situar al gigante japonés en una situación crítica.
Por su parte, la dirección de Sony se refirió a las malas noticias diciendo que la causa de tal derrumbe es “el clima competitivo desfavorable en el sector móvil que necesita una revisión de la estrategia encaminada a reducir los riesgos y la volatilidad”. Por lo tanto, la estrategia de reestructuración reciente se ha centrado en las áreas de mayor atractivo, así como de ganancias, como los juegos, las tecnologías de imagen y los teléfonos inteligentes.
