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Solo un gobierno constituyente puede sacarnos del rompecabezas electoral

Es presumible que el intento de acuerdo entre Cinque Stelle y el Partido Demócrata termine en un punto muerto por la insuficiencia de la vía, pero ante un estado de excepción se necesita un gobierno constituyente, impulsado y avalado por el presidente de la República, que modifique la ley electoral y aborde reformas constitucionales: solo así se garantizará la gobernabilidad

Solo un gobierno constituyente puede sacarnos del rompecabezas electoral

El mes transcurrido desde el inicio de las consultas para la formación del nuevo gobierno ha dejado claros los problemas creados por el resultado electoral. El primero es la imposibilidad de crear una mayoría parlamentaria de fuerzas políticas similares o al menos compatibles desde un punto de vista estratégico, es decir, en términos de concepción de democracia, lealtad a la Constitución, posición europea y visión de política exterior. La segunda consiste en que sería difícil formar un gobierno liderado por la Liga del Norte ya que, dado el papel de Italia en la UE, sería como si en Francia el gobierno estuviera encomendado al partido de Marie Le Pen sin que los votantes le hubieran dado un mandato pleno para deshacer la Unión Europea.

Desde un punto de vista estratégico, existe una afinidad entre la Liga y el Cinco Estrellas y juntos podrían formar un gobierno antieuropeo, con una posición internacional ambigua; pero hasta ahora Salvini y Di Maio no lo han logrado. Así que llegó el momento de probar el Five Stars e inmediatamente surgió otro problema que no era fácil de resolver.

Suponiendo y no concediendo que el resultado electoral del Cinco Estrellas sea premisa suficiente para su transición de un movimiento "antisistema" a un partido de gobierno, esto debería lograrse en muy poco tiempo gracias a la disponibilidad de otras fuerzas políticas para apoyar a un gobierno encabezado por Ellos.

Hasta ahora las consultas han seguido este camino y estamos explorando la posibilidad de que sea el PD el que asuma la “misión”. Es presumible que este pasaje también terminará en un punto muerto y la razón principal es, en mi opinión, la insuficiencia del diseño en sí. Probablemente, para crear un gobierno que refleje lo más posible la composición del actual Parlamento, no se hubiera podido seguir otra pista en primera instancia; pero en realidad la situación no se puede abordar con los procedimientos ordinarios del proceso parlamentario.

Se parece bastante a un "estado de excepción", del que me limitaré a subrayar dos elementos fundamentales. Ya he dicho de la primera: se trata de la insostenibilidad de un gobierno dirigido por la Liga. El segundo se refiere a la constitucionalización del Cinco Estrellas. Si este es el principal problema que nos presentan las elecciones, no puede volcarse sobre uno u otro eventual socio de un gobierno de coalición liderado por ese partido: es un problema sistémico que afecta por igual a todas las fuerzas políticas, empezando por el propio Cinco Estrellas, y así debe configurarse.

El panorama postelectoral no es propicio para la formación de un gobierno legislativo. Salvini habla del uso de nuevas elecciones pero todos o casi todos dicen que sin cambiar la ley electoral no tendrían valor decisivo. La ley electoral puede modificarse en sentido totalmente proporcional o mayoritario. Ambas soluciones presuponen un acuerdo más amplio que el que podría dar vida a un gobierno "ordinario". Además, el cambio en la ley electoral trae consigo otras reformas constitucionales como la superación del bicameralismo igualitario y el actual sistema de Estados-Regiones.

La secuencia es perentoria ya que es la única forma de abordar realmente el problema de la gobernabilidad de nuestro país manteniendo juntas representación y decisión. Una ley electoral plenamente proporcional eliminaría las inconsistencias insostenibles de coaliciones electorales que no dan vida a un sujeto político unitario ya que en el Parlamento los partidos que las componen vuelven a ser autónomos, distintos y distantes. Un sistema electoral de mayoría absoluta supondría la superación de la forma de gobierno parlamentaria, manipulada en la Segunda República pero aún vigente.

En conclusión, me parece que el tema puesto en la agenda por las elecciones del 4 de marzo es el de un gobierno constituyente, promovido y garantizado por el Presidente de la República que, como hemos visto en los largos años de la Segunda República , pues el Nuestro sistema constitucional no es “un rey que reina pero no gobierna”, sino un garante de la Constitución, de la unidad de la nación y de sus conexiones supranacionales que en determinadas circunstancias puede y debe reinar y gobernar.

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