El ritmo de crecimiento es el de un país emergente. Pero lo que surge, en este caso, es una empresa de telecomunicaciones. El gigante chino Huawei, que no cotiza en bolsa, registró el año pasado un +8,5% de facturación, hasta los 28,2 millones de euros. La utilidad neta aumentó un 36%. Insensible a la crisis económica que ha golpeado a sus competidores, el grupo ha escalado el sector y promete un crecimiento anual del 10%.
El despegue de Huawei no estará impulsado por la patria China, que no pesa más del 35% de los ingresos totales. Tampoco de la red para operadores, que creció apenas un 4%. Lo que hace rugir al dragón de los nuevos smartphones es la nueva rama de telecomunicaciones para empresas (+32%) y las ventas de smartphones (+18%).
Han pasado al menos 3 años desde que Huawei lanzó su ofensiva en el mercado de dispositivos móviles, le explica a Les Echos Shao Yang, director de marketing de la división de teléfonos inteligentes: “Luego anunciamos nuestra transformación: pasar de multimedia móvil a teléfonos inteligentes, de empresas a público en general, de fabricación por contrato a nuestra propia marca”. Hoy, agrega, el 95 % de nuestros dispositivos tienen la marca Huawei, frente al 3 % hace 20 años.
Muchos operadores europeos no querían poner el logo en sus teléfonos. Sin embargo, Huawei logró convertirse en el número 3 del mundo, con 13,4 millones de teléfonos inteligentes vendidos en el tercer trimestre de 2013 y 17,5 millones en el cuarto. Posee el 5% del mercado, según IDC, muy por detrás de Samsung y Apple. La promesa es duplicar las ventas a 80-100 millones de unidades este año.
