comparte

Simenon, vida y milagros del belga D'Annunzio

Este año se cumplen 90 años del debut narrativo de Comisario Maigret, creado por el autor belga que escribió más de 500 novelas a lo largo de su vida, vendidas en 700 millones de ejemplares.

Simenon, vida y milagros del belga D'Annunzio

700 millones de copias vendidas

El episodio 23 de la serie de autores italianos y extranjeros más vendidos está dedicado a uno de los escritores más amados, apreciados y leídos de la literatura mundial contemporánea: Georges Simenon.

Si puede parecer trivial recordar que este año se cumple el 90 aniversario del debut narrativo del inspector Maigret, la noticia es tan obvia y conocida, que más interesante puede resultar explorar algún aspecto de su prolífico creador.

De hecho, según una base de datos de la Unesco, se le atribuyen más de 700 millones de ejemplares vendidos: una de las mayores fortunas editoriales del siglo XX a nivel mundial, si no la mayor de todos los tiempos. Nuestro país, que siempre ha reservado una acogida muy particular al famoso comisario de la pipa, le ha dado una contribución considerable: más de 25 millones.

Esta particular predilección, todo hay que decirlo, estaba bien concedida, puesto que se dirigía a un auténtico escritor, a un narrador racial, a uno de los cuales no sabemos quién puede ser considerado superior, literariamente hablando, en el siglo XX. En el mejor de los casos igual, pero no creemos superior.

Una producción interminable

En cuanto a la cantidad de su producción, la afirmación es aún más perentoria e incontrovertible, prueba de toda negación. De hecho, Simenon era un narrador de vena tan fácil que compuso un sinfín de novelas, del orden de cientos, y todas ellas de un gran nivel artístico.

Te hace sonreír, recordando el chiste de ya no recordamos qué crítico literario, que hace años se preguntaba cómo tantos novelistas lograban escribir un libro al año... Y argumentaba que con esa cadencia no era posible Compongo libros que quedaron, novelas de calidad, obras valiosas.

Abogó por esta afirmación refiriéndose quizás, o al menos pensando en ello, y ciertamente con cariño y profunda estima, a nuestro Manzoni, cuya obra maestra, entre la primera versión, aclarado en el Arno, versiones posteriores, etc., esperó 25 años. ¡Otros tiempos! ¡Otra era geológica, se podría decir!

Bueno, nuestro Simenon en un año compuso, por lo menos, pero por decir lo menos, diez novelas. Escribía un libro en quince días: 7-8 para anotarlo y los demás para reordenarlo antes de entregarlo a la editorial. Y a veces incluso menos.

Hubo un experimento, no sabemos si auténtico o no, pero aún así probable, en el que él, encerrado en una campana de cristal, habría logrado escribir una novela en tres días. Ya sea que la noticia sea verdadera o falsa, a Simenon se le atribuyen unos 500 libros, un centenar de novelas y cuentos de Maigret, y los demás sobre diversos temas.

En definitiva, una máquina de escribir en perpetuo movimiento, que funcionó a un ritmo frenético, y no durante un breve tiempo o durante una fase especialmente creativa, sino durante toda su existencia.

La vita

Georges Simenon nació en Lieja, Bélgica, en 1903, en una familia de clase media: padre contador, madre ama de casa. Pero las de los padres son dos familias con frecuentes contrastes y malentendidos, que empujan al pequeño Georges al lado de la de su padre, a quien siempre ha amado profundamente, mientras que las relaciones con su madre y su familia serán tormentosas y marcadas por grandes dificultades y desconfiar

Completó sus estudios hasta los 16 años, cuando, por su aversión al tipo de enseñanza que le impartían en el colegio de los jesuitas, abandonó la escuela y comenzó a informar en el periódico de su ciudad natal. Adopta el seudónimo de Georges Sim, que luego utilizará, junto con otros, para firmar sus primeras novelas, antes de usar su nombre real.

A los 19 años, en 1922, poco después de la muerte de su padre, se traslada a París, y aquí se introduce con fuerza y ​​de forma masiva en el mundo de la "escritura". Todavía no en el de la "literatura" con L mayúscula, dado que compone novelas populares en cantidades increíbles, nunca manejadas por nadie. Los definió como intentos de aprender el oficio. Los firma con varios seudónimos, más de 15 confirmados.

Una vida de exceso

Y en París comienza también esa vida de excesos en todos los campos, desde la escritura hasta la vida afectiva, que será una constante durante más de medio siglo.

En la capital francesa, mientras tanto, colabora en varias revistas al mismo tiempo y publica reportajes semanales a un ritmo que sería demasiado poco para definir como industrial. De hecho, se habla de 750 relatos en tres años: casi uno al día. También escribe novelas populares de forma regular.

Parece que en cinco años, de 1925 a 1930, compone 170: un ritmo que ningún narrador del mundo en ninguna época ha sido capaz de mantener. Y entonces no había ordenador, con las facilidades de tiempo que permite, sino la sencilla, aunque muy eficaz, máquina de escribir. ¡Si esto no son excesos!

Eso le da una riqueza considerable, dada la cantidad de publicaciones, y entonces sus escritos gustan, y en todo caso, aunque a cada uno se le pague una suma módica, siempre es mucho dinero.

El mismo tipo de excesos se aplica a la vida afectivo-sexual: dos esposas y cuatro hijos, así como una larga convivencia, hasta su muerte, tras el divorcio de su segunda esposa. ¡Y hasta ahora nada de qué quejarse!

Pero a su amigo Federico Fellini, a quien conoció durante el Festival de Cine de Cannes de 1960, y que luego se convirtió en su gran amigo, le confesó un día que había tenido 10.000 amantes: no sólo profesionales del sexo, sino también mujeres virtuosas, con las que se sentía la necesidad de “comunicar”, como él lo expresó. Lo que entonces suponía acostarse con él, ya que el sexo para él era como respirar.

¿Y qué sería eso, también, sino un exceso? Lo cual permanecería así incluso si se quitara un cero, o incluso dos, de ese número. Y algo más.

Lo mismo ocurre con los cambios de residencia, que fueron más de 30, para una media de una residencia cada dos años más o menos. También solía declararse un lector voraz de las obras ajenas. Si se tiene entonces en cuenta que tenía relaciones editoriales, compromisos humanos, familiares, culturales y sociales de todo tipo, y que los días eran, incluso para él, 24 horas, no se puede entender cómo pudo mantener juntos todos estos cosas en tales cantidades.

Si la suya no fue una vida vivida al extremo en cada manifestación, ¿cómo podría definirse?

El abandono de Francia después de la guerra

Durante la guerra se sospechaba que había colaborado con el invasor nazi, aunque las diversas biografías hablan de años pasados ​​en Vendée, aliviando el sufrimiento de civiles y soldados heridos. El caso es que al final de la guerra decide instalarse en los Estados Unidos, para calmar las cosas y escapar quizás de una no imposible venganza, y permanece allí hasta principios de la década de XNUMX, cambiando también aquí con frecuencia de residencia.

En América se casa por segunda vez y nacen tres hijos, dos varones y una mujer, el único de sus hijos, a quien, como veremos, la vida no le reserva un destino feliz.

Las cosas empeoran para su hermano, también sospechoso de colaborar con el invasor nazi, que al final se alista en la Legión Extranjera para escapar de cualquier reacción, pero morirá en Vietnam, durante la guerra que allí libra Francia.

Nace el inspector Maigret

Hay innumerables adaptaciones cinematográficas y cinematográficas de las investigaciones del comisario Maigret. Quizás el rostro más famoso del comisario de la pipa fue el del gran actor francés Jean Gabin.

En 1929 nació la figura del comisario Maigret, que le hizo célebre y con el que empezó a firmar todas las obras con su nombre real. El primer título, uno de los más famosos de todos, es Pedro el letón.

En la novela hacen acto de presencia aquellos ingredientes que luego caracterizarían al escritor y le harían fortuna. Está la descripción de París y de la provincia con pinceladas escasas, pero sumamente densas, que han hecho escuela, y lo siguen haciendo en casi todas partes, y que se han consolidado entre las más significativas y originales de la literatura francesa contemporánea.

Son los muchos personajes que llenan y animan la vida del comisario, desde su mujer, llamada por él "Sra. Maigret", hasta los inspectores Lucas, Janvier, Torrence. Otros personajes con los que tiene que tratar a diario son el director general, el juez, el columnista, hasta las innumerables figuras con las que se encuentra en sus investigaciones.

También son muy significativas las tramas y tramas, que aunque no tan elaboradas como las de Agatha Christie, otra reina del género, aún logran cautivar y encantar al lector hasta la conclusión de la novela.

Un tipo de escritura "pobre", pero extremadamente significativo.

En definitiva, todo está narrado con un léxico bastante pobre, pero más que suficiente para recrear atmósferas, situaciones, personajes, como no puede ser. En efecto, al final uno siente que por mucho que se intente encontrar una alternativa al término utilizado, ya sea un adjetivo, un sustantivo, un verbo, cualquier otro constructo, nadie será capaz de superar al utilizado por el escritor belga.

Esta es una prueba más de la habilidad de Simenon, que la crítica oficial, no los lectores, quizás aún no ha apreciado en todos sus aspectos, aunque el paso del tiempo parece beneficiarlo más que perjudicarlo, especialmente en varias novelas. Justo lo contrario de lo que ocurre con autores mucho más efímeros que él.

Al regresar a Francia en la década de XNUMX, se mudó primero a la Riviera francesa, luego a Suiza, donde permaneció hasta su muerte, mientras continuaba cambiando de residencia con frecuencia.

Su nombre ahora se está extendiendo por todo el mundo. Las traducciones están en todos los idiomas del planeta y siguen creciendo, al igual que su circulación general.

Luego están las innumerables adaptaciones televisivas y cinematográficas, en las que actores de absoluto prestigio mundial han interpretado la figura del comisario, empezando por Jean Gabin.

En Italia la figura de Gino Cervi, un actor extraordinario, ha quedado fuertemente impresa en el imaginario colectivo, junto al papel de la esposa Andreina Pagnani, una gran actriz, y la única mujer a la que, según sus palabras, Alberto Sordi ha pedido ¡cásate con él, recibiendo una negativa!

La tragedia de su vida.

En una vida de este tenor, sin embargo, no falta la tragedia, y está ligada al destino de su amada hija Marie-Jo, aquella a la que el escritor había puesto su propio nombre, Marie-Georges, y a la que amado, correspondido, con un cariño extraordinario. . Acabará suicidándose en 1978, por motivos que no están del todo esclarecidos, entre ellos una fuerte patología neurológica, quizás transmitida por su madre, que la padeció como ella.

Hay quien dice que tras leer las memorias de la madre, la segunda esposa del escritor, una secretaria estadounidense casada en 1945, se habría quedado conmocionada por la destructiva noticia que se supo sobre su padre. Quien hipotetiza otros escenarios, sin excluir uno aún más infame.

El caso es que Marie-Jo, de veinticinco años, tras un anterior intento fallido de suicidio, se suicidará de un tiro en el corazón en 1978. Terrible tragedia, que induce a su padre, que poco antes había anunciado su despedida. a la ficción, a tomar la pluma y hacer un último esfuerzo: un libro de memorias y confesiones al que se dedicará durante casi un año, él que terminó un libro, como hemos visto, en diez días. Se estrenará en 1981 con el título de Memorias íntimas, dedicada íntegramente a Marie-Jo.

Simenon murió en Lausana en 1989 a la edad de 86 años, a causa de la recidiva de un tumor cerebral, siempre asistido y cuidado por la friulana Teresa Sburelin que había vivido con él durante más de 30 años.

Revisión