“La digitalización de finanzas ha generado una serie de productos y canales innovadores y representa un nuevo desafío para eleducación financiera; al mismo tiempo, ofrece nuevas herramientas para hacer más efectiva la educación. Nuestro objetivo común es aceptar el desafío y hacer un buen uso de las herramientas”. Así que el director general del Banco de Italia, Luis Federico Signorini, abre el segundo día de la décima conferencia de la Federación Internacional de Museos de Finanzas, organizada por el Banco de Italia junto con el Museo del Risparmio de Turín, dedicada precisamente al tema del impacto de la digitalización en la divulgación financiera.
Si por un lado la innovación permite al sector financiero y de pagos ofrecer nuevos productos, reducir costes y mejorar la accesibilidad, por otro -advierte Signorini- también permite a los agentes crear "productos complejos y a menudo opacos, cuya estructura de riesgo es difícil de entender". y cuya razón económica no siempre es aparente”.
El propósito de la educación científica.
“La educación financiera debe ir más allá de equipar a las personas con las habilidades para tomar decisiones financieras personales. Debería tratar de explicar cuál es el uso de las finanzas y por qué es necesario para lograr el bien común”, continúa Signorini y agrega, sin embargo, que “los intentos de hacer la economía más accesible o de introducir el estudio de la economía en los currículos escolares no son desaparecido". En los últimos años, señala, la gran crisis financiera de 2008 ha aumentado aún más la conciencia general sobre la importancia de una buena educación financiera para los no expertos. “La mayoría de los bancos centrales ahora participan activamente en la educación financiera y/o la divulgación económica, con varios objetivos, incluida la protección de los consumidores de productos financieros”.
La complejidad de las finanzas
“Dos cosas, más allá de su gran complejidad, hacen que las finanzas sean un tema particularmente complicado y, en última instancia, pueden reforzar el escepticismo público. Una es la posible confusión o superposición entre la opinión científica independiente y el asesoramiento financiero real que la gente recibe de personas que son tanto vendedores como asesores. La otra es que los economistas académicos o institucionales también discrepan en muchas cosas, por lo tanto ¿Cuál es la verdad?"
Según el director, la educación financiera debe: “reconocer que estar y ser percibido libre de la más mínima sospecha de conflicto de interés es un requisito previo fundamental para ser creíble; aprovechar las sinergias con los reguladores de conducta para encontrar formas de garantizar estándares mínimos para el asesoramiento profesional; y centrarse en conceptos básicos contraintuitivos pero sólidos de 'tierra redonda', como los efectos sorprendentes del interés compuesto, los beneficios no obvios de la diversificación y la compensación entre riesgo y rendimiento que a menudo se pasa por alto.
Cómo explicarte bien
Cualquiera que quiera explicar conceptos complejos debe tener dos cualidades: "ser atractivo", es decir, capaz de captar la atención del público, y "ser claro", es decir, evitar el uso de un lenguaje demasiado especializado.
“Estas cualidades, por difíciles que sean de enseñar o practicar, son requisitos previos. No dominarlos, o usarlos de manera amateur o "excesiva", puede causar daños colaterales que superan los beneficios del esfuerzo educativo.
Pero hay otros dos problemas, uno es el "falta de interés por la economía y las finanzas (por no hablar de la desconfianza hacia quienes trabajan en estos sectores)”, el otro “la difusión de información incorrecta dentro de la comunidad científica”. Muchos son incapaces de distinguir entre noticias científicas confiables y “noticias falsas".
¿La digitalización ayuda o dificulta la educación financiera?
“La mayor facilidad para realizar pagos, pedir dinero prestado o invertir ahorros que ofrece la tecnología no es en sí misma una bendición, ya que puede conducir a elecciones precipitadas, imprudentes o desinformadas. De ahí la necesidad de mejorar todas las áreas de protección al consumidor y aumentar la capacidad de los clientes para comprender los riesgos y beneficios, para evaluar la adecuación de los productos a sus necesidades específicas y, de manera más general, para explotar las ventajas indiscutibles de la innovación evitando sus escollos”.
La propia educación financiera “puede aprovechar las nuevas tecnologías que permiten llegar a un público mucho más amplio, adaptar los contenidos didácticos a necesidades específicas, utilizar nuevas herramientas didácticas y diseñar encuestas eficientes y eficaces para verificar los resultados obtenidos. Por otro lado, debe evitar el riesgo de convertir el divisoria digital, geográfica o generacional, en otra fuente de exclusión financiera”.
Retos educativos en un entorno digital
El director general de Bankitalia identifica dos retos. Primero el web contiene todo tipo de información, pero para dar sentido a la cantidad casi infinita de información disponible, "una mente finita necesita criterios y filtros". “Muchos usuarios de la web reciben información, ya sea auténtica o falsa, que tiende a reforzar sus opiniones y, por el contrario, se aíslan relativamente de la información que podría desafiarlos”. ¿Qué hacer? Para Signorini sería necesario “romper los círculos viciosos que generan las informaciones falsas o tendenciosas para una comunicación científica eficaz”.
El segundo desafío se refiere, sin embargo, siempre mayor complejidad de lo que se ofrece en el mercado. “A medida que los productos se vuelven más complejos, la simplificación, la clave para las campañas de divulgación o de educación de base, se vuelve, si se me permite, más difícil. Conectado a esto está la creciente invisibilidad y abstracción de la innovación: en algunos casos, como las bio o las nanotecnologías, esto ha generado suspicacias, alimentado teorías conspirativas y encendido aún más los distintos canales de información en línea”. Incluso las finanzas no son una excepción: las innovaciones las hacen más eficientes, pero también más lejos de ser entendidas correctamente por los no expertos. Como, por ejemplo, el mundo de criptomoneda.
Con la digitalización, concluye Signorini, “el desafío educativo se vuelve más fácil y más complejo al mismo tiempo. Tal vez necesitemos cultivar métodos de enseñanza que, además de la alfabetización técnica básica, apunten a aumentar la pensamiento crítico lo que ayuda a seleccionar teorías sensatas y fuentes confiables, en finanzas como en otros lugares”.