La solicitud de Véneto y Lombardía, a la que lamentablemente ha seguido Emilia-Romaña, de autonomía diferenciada plantea varias cuestiones tanto de carácter jurídico-constitucional, como en el aspecto financiero y económico-administrativo y finalmente en el perfil político sobre el papel residual de la el gobierno central y los partidos políticos nacionales. Hablamos de ello, en esta entrevista con PRIMERAen línea, con Sabino Cassese, juez emérito del Tribunal Constitucional, exministro y gran experto en administración pública. Su análisis toca todos los temas "candentes" del proyecto en discusión: desde la falta de transparencia, pasando por el impacto en las finanzas públicas y las relaciones Estado-Regiones, hasta las contradicciones entre los beneficios anunciados y las consecuencias reales de la propuesta. Veamos primero los aspectos constitucionales.
Profesor Cassese, ¿qué opina de la reforma del Título V que hizo el gobierno de centroizquierda en 2001? ¿Qué interpretación debe darse al artículo 116?
“Hablemos primero de la forma, del procedimiento. La Constitución exige que la ley del Estado proceda "sobre la base" de un acuerdo entre el Estado y la región. Por lo tanto, la decisión es parlamentaria y el Parlamento no debe simplemente ratificarla, como pretenden algunos. No olvidemos que se trata de un cambio sustancialmente constitucional, además singular, es decir, relativo a regiones individuales.
Luego, está la sustancia. El modelo constitucional de la región, lamentablemente ya traicionado en este medio siglo de aplicación, contempla al organismo regional como un organismo de planificación. Los constituyentes no querían que se desarrollara una cuarta burocracia junto con las burocracias estatal, paraestatal y local. En cambio, aquí estamos tratando con personal, finanzas, oficinas, es decir, gestión y administración. En definitiva, se trata de una traición al modelo constitucional.
Por último, está el tema de la transparencia. El que grita y patea no se da cuenta que la negociación se hizo a puertas cerradas, a oscuras, que no hubo comunicación oficial de los textos que se negocian”.
¿Ha sido satisfactorio el funcionamiento actual de las regiones, incluidas las de estatuto especial, en el sentido de que han asegurado una mayor eficiencia del aparato público? Desde un punto de vista económico, ¿habría una ventaja para las empresas nacionales o existiría el riesgo de multiplicar las regulaciones, por ejemplo sobre el medio ambiente, sobre el transporte, sobre el trabajo, para crear más obstáculos para las empresas?
“El desempeño regional fue muy diferente. Pero las regiones más virtuosas no han logrado establecer "buenas prácticas" y hacerlas afirmar, que las sigan las demás regiones, ni el Estado lo ha logrado, lo que sí ha dejado las relaciones durante mucho tiempo en manos del Tribunal Constitucional, que tiene límites intrínsecos en su actuación".
Aunque las regiones del norte argumentan que la autonomía no implicaría un cambio de recursos, algunos técnicos, como el prof. Giannola han demostrado que el gasto histórico en realidad beneficia a las regiones del norte en detrimento de las del sur Incluso el concepto de residuo fiscal en el que se basa gran parte de la propaganda de la Liga del Norte es de hecho cuestionado tanto desde el punto de vista legal como contable. de vista ¿Cuál es tu opinión?
“La solicitud de autonomía diferenciada empezó con mal pie, con el tema del remanente tributario: me da los ingresos percibidos en la región. Este es un principio inherentemente secesionista. ¿Crees que el verdadero acto de fundación del nuevo estado italiano, en 1861, fue la asunción de las deudas de los estados anteriores a la unificación?
No se trata sólo del Sur pobre contra el Norte rico y egoísta, es una profunda revolución institucional: ¿cómo podría funcionar un país con un gobierno central débil y regiones omnipotentes? ¿Y no estaría demasiado concentrado el poder político en manos de los gobernadores regionales que administrarán gran parte de los recursos con los que conseguir consensos? ¿Qué quedaría de los partidos nacionales?
“Hay un problema que viene primero: mientras hoy todos los poderes van a niveles supranacionales, ¿podemos pensar en ir por un camino en sentido contrario? Luego viene el problema de los programas: ¿autonomía diferenciada para qué hacer? ¿Autonomía diferenciada solo para algunas regiones o para todas? Si opta por la última ruta, ¿qué significa más diferenciación? Finalmente, mientras se descentralizan algunas funciones, no sería necesario volver a centralizar otras, empezando por la atención de la salud, donde la fragmentación regional del Servicio de Salud (que aún hoy se llama nacional) ha dado lugar a realidades muy diversas, precisamente aquellas que paradójicamente el presidente del Véneto invoca cada día como motivación de diferenciación. Suma muchas malas actuaciones, como el abuso del sistema de botín a nivel regional. Finalmente, está el problema general: ya hoy el público fuera del estado es mayor que el público dentro del estado. Ya hoy las regiones están agobiadas: una nueva transferencia de tareas administrativas corre el riesgo de hacer sucumbir incluso a las regiones mejor administradas ".
Si a esto le sumamos las otras reformas institucionales en discusión, como la reducción del número de parlamentarios que penaliza en exceso la representación sin asegurar por ello la gobernabilidad, o la reforma de los referéndums que reduciría el Parlamento a un órgano de debates académicos, no les parece que se están creando las premisas para una completa desintegración de la democracia liberal representativa en la que para bien o para mal hemos vivido desde la Segunda Guerra Mundial, para llegar al nacimiento de un régimen líder basado en la relación directa del líder con el pueblo, saltándose todos los órganos intermedios, eliminando las autoridades independientes e incluso el poder judicial (sobre lo cual los actuales líderes han dicho muchas veces que los magistrados, al no ser electos, no pueden ir contra los representantes del pueblo) .
“Eso no es lo que me preocupa, porque se podría decir que la democracia se traslada al nivel regional. Le preocupa que un objetivo que puede ser compartido y previsto por la Constitución se haya perseguido incorrectamente, en la dirección equivocada. Esta dirección no descarga el estado, sino que lo sobrecarga. Uno de los textos que circula a raíz de los preacuerdos establece que el personal trasladado a las regiones puede optar por quedarse o regresar al estado en un plazo de tres años. De esta forma, se le traslada un costo al Estado, porque quienes se queden en los cuadros centrales no tendrán una tarea que haya sido trasladada a la región, y no quedará claro si se podrá “reciclar”. En definitiva, la reforma -realizada de esta forma aproximada- acabará descargando otros gastos sobre el Estado, permitiendo contrataciones autonómicas desde cero”.