Hay un ranking internacional del que pocas veces se habla y en el que Italia realmente da una mala impresión: el de salarios. Mirando al extranjero, la comparación es humillante: un trabajador estadounidense ganar en promedio 40% más que un italiano. Es cierto que EEUU sufre un grave problema de concentración de la riqueza, por lo que los valores medios son más engañosos de lo habitual, pero esto no es suficiente para redimirnos. Nuestro país, de hecho, también sale vapuleado de la comparativa con las principales economías europeas. Según el informe de 2021 del Think tank "Welfare, Italy", el italiano medio de antes gana 27% menos que un alemán, 17% menos que un inglés, 13% menos que un francés e incluso 31% menos que un holandés.
Las brechas son tan amplias por una razón histórica. Del 1990 al 2019 Los salarios italianos -ya bajos hace treinta años- han crecido una media del 0,13% anual, prácticamente nada. En el mismo período, sin embargo, los estadounidenses vieron aumentar sus salarios en un 1,22 % anual y también se registraron tasas superiores al 1 % en Alemania (+1,02 %), Gran Bretaña (+1,37 %) y Francia (+1,05 %). Menos bien, pero aún mejor que Italia, también Holanda (+0,42%) y España (+0,27%).
“Además de la ausencia de un salario mínimo nacional exigido por ley, la comparación destaca el bajo nivel de los salarios italianos en muchas categorías profesionales estratégicas”, se lee en el informe. un profesor de secundaria, por ejemplo, en nuestro país gana una media bruta de 32 euros al año, es decir, la mitad de lo que ganaría en Alemania (800 euros). El ingreso promedio de un médicoSin embargo, en Italia es de 71 mil 500 euros, mientras que en Francia alcanza los 116 mil euros.
Por todas estas razones, el problema de pobreza en el trabajo, la condición de quienes, a pesar de trabajar al menos seis meses al año, se encuentran viviendo por debajo del umbral de la pobreza. “La categoría de Trabajando poco afecta de media al 10 % de los trabajadores europeos ya casi el 12 % de los italianos”, explica el informe, subrayando que nuestra cifra es “la segunda más alta después de la de Rumanía”. Desafortunadamente, por lo tanto, en Italia “la condición de pobreza no concierne solo a los desempleados y a los beneficiarios de ingreso o pensión ciudadana.