Según las últimas encuestas relativas a la elección del alcalde de Milán, la brecha entre Beppe Sala y Stefano Parisi se estaría encogiendo. Para Ipsos ya sería menos de dos puntos, mientras que para Swg estaría todavía entre cuatro y cinco. En cualquier caso, gracias a un parecido e intercambiabilidad entre ambos demasiado pregonado, la tendencia parece ser la de la alineación.
Ello se debe sin duda a que la candidatura de Parisi parece haber unido "milagrosamente" (al menos hasta ahora) al centroderecha, silenciando toda voz discordante, mientras que la contundente victoria de Sala en las primarias de centroizquierda no parece haber sido suficiente para sanar todas las diferencias en esa área. Tanto es así que, aparte de las dos o tres listas en competencia, que "naranja", que también se pone de su lado, lo hace con la intención declarada de incidir en él desde la izquierda.
El resultado es que mientras Parisi puede aparecer al mismo tiempo que un demiurgo y como moderado con respecto a su propia área, Sala parece en cambio todavía demasiado preocupado por mantener los suyos juntos, inclinándose hacia la izquierda y oscureciendo así su propia imagen moderada y pragmática.
Así, mientras Parisi se llena de "los suyos" y crece así en las encuestas, Sala parece haber perdido un poco el contacto con el Milán, que se ha identificado con él gracias a Exposición pero ahora es difícil identificarse con él como candidato a alcalde, y por eso se estanca en las encuestas.
Dicho esto, ciertamente no estamos hablando de un sistema vasos comunicantes. Lo más probable es que Parisi haya agotado su reserva, mientras que a Sala le falta reencontrarse con los suyos con mayor convicción, es decir, con ese Milán joven, optimista, pragmático, abierto y global, pero al mismo tiempo orgulloso de su identidad, que con la Expo dio el mejor que él mismo y ahora quiere seguir adelante. ¿Y con quién si no con él?
la liga de Salvini de hecho, con su mensaje de cierre y miedo, es todo lo contrario del nuevo Milán que mira a Sala, como lo son Fratelli d'Italia y la propia Forza Italia, que cerró con Milán en 2013, cuando pensó que manifestarse contra el Palacio de Justicia equivalía a realizar una acción de gobierno coherente para reformar la justicia, en los hechos. Y quizás podría añadirse algo sobre la ignominiosa conclusión de la larga temporada política de Formigoni.
En cualquier caso, la conclusión es clara: para Sala, "su" gente es una oportunidad aún por explotar, si es que es capaz de hacerlo, para Parisi, en cambio, aunque reconoce su capacidad política indudable al recomponerlos, los "suyos" ya son, y serán cada vez más, un lastre