Más de dos horas en las oficinas de Milán de Consob. La alta dirección de Saipem realizó una larga audiencia ante la Comisión de Supervisión del Mercado Financiero. Al final de la reunión, Stefano Goberti, director gerente de la empresa de ingeniería de plantas del grupo Eni, no quiso hacer ninguna declaración.
Consob había solicitado la reunión para explorar los eventos financieros relacionados con la advertencia de ganancias de la semana pasada. Tras el anuncio de una revisión a la baja de los resultados de 2012 y las previsiones para 2013, la acción de la compañía había perdido más de 34 puntos en una sola sesión.
Pocas horas antes de que se comunicara el recorte a los mercados, un misterioso "inversor institucional" -mediante la mediación de Merrill Lynch Bank of America- había vendido en el mercado el 2,3% de Saipem, la totalidad de la participación en la cartera. Un momento que le había permitido evitar una pérdida sensacional: las acciones se habían vendido a 31 euros, mientras que tras el hundimiento su valor había bajado a 20 euros. Según los registros, excluyendo a Eni, el único inversor que tenía más del 2% de Saipem era el fondo Fidelity, que sin embargo dijo que no estaba relacionado con el asunto.
Pero la venta de ese paquete accionario no se produjo en Italia, sino en Londres. Por eso, por invitación de Consob, los colegas británicos de la Autoridad de Servicios Financieros (FSA) están listos para iniciar una investigación paralela.
