Victoria y emoción para Vladimir Putin, que como era de esperar ganó las elecciones presidenciales en Rusia obteniendo el 63,7% de los votos en la primera vuelta. El amplio resultado salvó a Putin de tener que recurrir a las urnas, aunque en comparación con 2004 el consenso hacia él ha bajado: en ese momento ganó el 71,3%. Pero esta vez también hubo espacio para las lágrimas: las tensiones de los últimos meses, las constantes acusaciones de fraude y el papel de gran favorito habían hecho que la carrera electoral de Putin fuera una auténtica cuestión de vida o muerte.
LÁGRIMAS - Y efectivamente, en la escuela de equitación de Moscú, ante los miles de aficionados que le esperaban para celebrar su victoria en las elecciones presidenciales, el nuevo presidente rompió en llanto. “Te prometí que ganaríamos – dijo – e ganamos en competencia abierta y honesta. Nuestro pueblo ha sabido distinguir el deseo de renovación de las provocaciones políticas encaminadas a destruir el país. Gloria a Rusia".
TRAJO - De hecho, estas resultan ser las elecciones más transparentes en la historia de Rusia, con la instalación de dos cámaras web en casi todos los 96 colegios electorales del país, con un gasto disparatado: casi 400 millones de euros. Sin embargo, la protesta de los indignados por la enésima victoria anunciada y el enésimo relevo Putin-Medvedev, en el poder desde 2000 intercambiando los escaños de presidente y primer ministro, no ha disminuido. Mientras tanto, los demás candidatos se quedan solo con migajas: El candidato comunista Ghennadi Ziuganov ocupa el segundo lugar, con el 17,1%, tercer lugar en cambio para el multimillonario Mikhail Prokhorov con un 6,9%, por delante del populista Vladimir Zhirinovski (6,7%).
IMPACTOS PARA ITALIA – la elección de Putin que podría influir en el futuro de South Stream, el gasoducto a través de Turquía tan querido por Gazprom (casi un negocio familiar para Putin) pero que no gusta nada a Washington y ni siquiera a la UE (que se ha opuesto a la hipótesis Nabucco). La orientación de la diplomacia italiana es hoy mucho más distante con respecto al oleoducto, en el que Eni podría reducir su participación al 20%.
