El alto el fuego está funcionando y Siria tiene un futuro federal por delante. Sergey Riabkov, viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, admitió que Moscú estaría dispuesto a aceptar una división del país en tres partes. Las fronteras entre las distintas zonas se trazarían sobre la base de lo establecido con los acuerdos de Dayton de 1995, que sancionaban la fragmentación de Siria en tres líneas étnico-confesionales.
Si los participantes en la mesa de negociación promueven la idea de una república federal y garantizan "mantener una Siria unida, independiente y soberana, ¿quién podría objetar?", dijo Riabkov.
Hasta ahora Rusia ha evitado tal hipótesis. Recientemente, la portavoz de la ministra de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova, dijo que el requisito previo para la paz es "el respeto por la integridad territorial y la soberanía sirias".
Pero la clave está en el papel de los kurdos-sirios, que son aliados tanto de Rusia como de EEUU, porque luchan contra los terroristas, pero no porque Assad siga en el poder. Aunque rechazó el proyecto de un "Gran Kurdistán", Zakharova declaró que el deseo de autonomía de los kurdos sirios "debe tenerse en cuenta".
Al día siguiente del inicio de la tregua, Ilham Ahmed, miembro del Consejo Ejecutivo del Movimiento de la Sociedad Democrática del Kurdistán sirio, dijo que Estados Unidos y Rusia estarían cerca de un acuerdo que contemplaría la división de Siria en tres zonas: el norte para los kurdos, el centro para los sunitas y el sur con Damasco como capital que albergaría a alauitas, drusos, cristianos y otros. Cada área tendría su propio parlamento y sistema electoral. Según fuentes cercanas a Moscú, incluso Assad estaría de acuerdo, porque no puede prescindir de los kurdos.
