Reversión en la cúpula de Volkswagen donde el presidente del consejo de administración y patriarca del fabricante de automóviles alemán, Ferdinand Piech, perdió su batalla interna y renunció a todos sus cargos con efecto inmediato. Junto a él, también renunció su esposa Úrsula, quien ocupaba un alto cargo.
La junta estará encabezada temporalmente por el vicepresidente Berthold Huber.
La renuncia de Piech es un giro sensacional, pero no un golpe inesperado. Piech se va porque ha perdido la batalla interna con la otra rama de la familia que, junto con Piech, controla el 53% del capital de Volkswagen.
El presidente y patriarca del fabricante de automóviles alemán, Piech -en una sensacional entrevista con el semanario "Der Spiegel"- había abierto fuego hace dos semanas contra el director general del grupo Martin Winterkorn, acusándolo de los mediocres resultados obtenidos sobre todo en el americano mercado y por el retraso en el lanzamiento de un ansiado coche de bajo coste.
Contra el CEO Piech se había mostrado implacable y había tronado: "Winterkorn nunca será mi sucesor y nunca se convertirá en presidente de Volkswagen" a pesar de que la tradición de la casa preveía que el CEO se convertiría en presidente. Pero una parte de la familia que junto con Piech controla Volkswagen no pensó como el presidente saliente y lo puso en minoría empujándolo a renunciar de inmediato.
Se avecinan tiempos tormentosos para la compañía alemana.
