Tras el "no" oficial de Suiza, que llegó vía referéndum, y mientras la discusión se enciende en varios países, entre ellos Italia, el primer país de Europa que se prepara para experimentar -a nivel nacional- la renta básica es la Finlandia. El primer ministro Juha Sipilä lo había prometido y ahora el proyecto de ley está siendo examinado por una especie de consulta popular, que terminará el 9 de septiembre.
La prueba predice que 2.000 personas, extraídas al azar y en edad de trabajar, recibirán 560 euros al mes del Estado. La "renta básica" se diseñó en el país escandinavo sobre todo con la intención, según informa el Ministerio de Asuntos Sociales y Sanidad, de "reducir la burocracia y simplificar el complejo sistema de ayudas sociales". El primer ministro, elegido en mayo de 2015 pero que anteriormente había sido empresario, asegura que esta medida también puede relanzar el mercado laboral.
Exactamente lo contrario de lo que evaluaron los políticos y votantes suizos, que el pasado mes de junio El 77% dijo No a la renta básica, que sería de 2.300 al mes (2.500 francos suizos): según ellos, una renta básica podría disuadir a los ciudadanos de buscar trabajo. La medida, que en el estado actual de las cosas difícilmente sería factible en países altamente endeudados como Italia, sin embargo ya tiene un precedente virtuoso en el mundo: en India, donde la renta básica se ha introducido localmente en el estado de Madhya Pradesh.
Según los indicadores económicos, en la provincia de India Central, que tiene 73 millones de habitantes, la calidad de vida parece haber mejorado, en particular se registró una fuerte recuperación del consumo. Otros ejemplos son los de la ciudad de Utrecht y el experimento realizado por Y Combinator, una incubadora de startups de la Silicon Valley, que ya anunció en junio que probaría la renta básica a un centenar de familias en Oakland, California, que recibirán entre 1.000 y 2.000 dólares mensuales durante un periodo de entre seis meses y un año. “La renta básica la utiliza la gente para satisfacer sus necesidades, pero no sabemos si esta es la mejor solución: por eso queremos probarla”, aseguran desde Silicon Valley.
Sin embargo, incluso en Estados Unidos, a nivel nacional, el proyecto es prácticamente inviable: calculándolo sobre una aportación de 10.000 dólares al año (inferior a la que piensa Y Combinator), costaría a las arcas del Estado casi 3.000 millones al año. Sin embargo, el objetivo del primer ministro finlandés, Juha Sipilä, es incluir la experimentación en la Ley de Estabilidad de 2017 y así activarla a partir del 1 de enero del próximo año.