El referéndum constitucional italiano se convirtió rápidamente en un caso internacional. Después de las palabras del embajador estadounidense, no pasa un día sin que caiga en las manos una nota de un analista financiero que inserta a Italia entre los principales factores de riesgo a monitorear.
Hace unos días, en Bloomberg, Christopher Mahon, el jefe del equipo de asignación de activos de Baring (275 mil millones de activos bajo gestión, ed), se expresó de manera bastante elocuente:
Director de Christopher Mahon Barings ($ 275BN): "Excepto Italia, la eurozona está bien" vía @mercados pic.twitter.com/UGncSAU86l
- Jacopo Caretta Mussa (@Jacopomus) 15 2016 septiembre
En resumen, para algunos, Italia es el eslabón débil de la eurozona y dado que el destino del gobierno parece ligado al resultado del referéndum, no es tan descabellado que los inversores extranjeros estén preocupados por el destino de nuestro país. También porque, para bien o para mal, Italia importa tanto política como económicamente.
Un mercado grande y en manos extranjeras
Con aproximadamente 1.985 billones de dólares de deuda pública, la masa de bonos del gobierno italiano es la quinta más grande del mundo, por delante de Alemania e inmediatamente después de Estados Unidos, Japón, Reino Unido y China. Casi el 40% de los bonos del gobierno están en manos de inversores extranjeros. El día que estos inversionistas decidan que el riesgo país ya no se justifica por el rendimiento, podría comenzar una liquidación masiva. Además, si por alguna razón (correcta o incorrecta) las agencias calificadoras deciden rebajar la calificación de nuestro país (actualmente un escalón, o "notch", por encima del nivel basura), entonces varios inversores institucionales (como los fondos de pensiones) podrían verse obligados a liquidar sus posiciones, aumentando la presión sobre los bonos del gobierno.
"Mamá BCE"
Hasta ahora, el BCE ha logrado blindar a los países europeos del riesgo político, pero una posible fase de choque en las tasas de interés pesaría tanto en el frágil crecimiento como en la dinámica de la deuda, además de presionar los ya precarios balances de los bancos italianos. Según los cálculos de Deutsche Bank, una subida de 50 puntos básicos en los tipos de interés reduciría la solidez del capital medida por CET 1 en una media de 29 puntos básicos.
¿Ninguna conspiración?
A la hora de pedir dinero prestado, es normal que los acreedores vigilen las condiciones de salud de los deudores, y dado que nuestro país lleva varios años creciendo a trancas y apuros, es razonable que cualquier inversor se pregunte qué podría pasar ante un posible crisis política. La muy querida teoría de la "conspiración" no es la única razón por la que Italia puede volver a ser el centro de atención de los mercados financieros.
Sin duda, Europa tiene la fuerza necesaria para "proteger" a Italia en caso de necesidad: el BCE ya compra más del doble de las emisiones netas de la zona del euro, lo que garantiza un buen apoyo a la demanda de bonos gubernamentales y bonos corporativos en euros. Sin olvidar la potencia de fuego del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), equivalente a aproximadamente 372 millones de euros (3,6 del PIB de la eurozona).