En Italia, el seguro de responsabilidad civil de automóviles cuesta demasiado. Un gran problema, dado que nuestro país ostenta el récord europeo de número de accidentes en relación con los vehículos en circulación. Cada año se producen más de 3,7 millones de accidentes sobre un total de 43,5 millones de vehículos: un 30% más que en Alemania, incluso el doble que en Francia. Con el objetivo de reducir los precios, el Foro Ania-Consumidores -que reúne a la asociación nacional de aseguradoras ya ocho de las principales asociaciones de consumidores- ha elaborado siete propuestas para presentarlas directamente a las instituciones. Aquí están: crear un organismo antifraude; revisar los procedimientos de liquidación de reclamaciones; prohibir la cesión a intermediarios del derecho a compensación; completar la regulación relativa a daños personales en el Código de Seguros; modificar los criterios médico-legales para evaluar las lesiones más leves; relanzar la conciliación conjunta eliminando la obligación de mediación; expandir el uso de la tecnología, por ejemplo instalando cajas negras en los vehículos.
“El problema es importante, porque el seguro de responsabilidad civil del automóvil es obligatorio y el sistema que tenemos perjudica tanto a las empresas como a los consumidores – subraya Fabio Cerchiai, presidente del Foro -. Debemos evitar que la espiral costo-precio siga creciendo de forma indebida. Si queremos precios europeos debemos tener costes europeos”. En efecto, la cuenta de pérdidas y ganancias del pasivo del automóvil: en 2009, de los 100 euros recaudados, las empresas gastaron 108. El coste de las indemnizaciones ascendió a 15 millones, de los que 9,5 (65%) fueron sólo por daños físicos.
Esta es una característica totalmente italiana: los accidentes con al menos una persona lesionada son el 21%. En provincias como Crotone, Brindisi, Bari, Taranto y Foggia se alcanzan picos de hasta el 40%. Según Francesco Avallone, vicepresidente de Federconsumatori, “en nuestro sistema hay un exceso de protección a los perjudicados”, lo que favorece la proliferación de mecanismos especulativos, cuando no de fraude descarado. La responsabilidad civil obligatoria del automóvil “nació en 1971 sin que existiera una autoridad de control –prosigue Avallone– y en ese período se propagó la idea de que se podía ganar dinero con los seguros. Como si las verdaderas víctimas fueran los conductores que no se meten en accidentes".
