No deje que el accionista (y el analista financiero) sepa que todo está bien, al menos aparentemente. Sobre todo, que la gente no sepa cuánto depende la economía del Poder. Con el decreto de archivo emitido por el GIP de Milán que absuelve efectivamente a la alta dirección de Ei Towers por la OPA hostil lanzada contra Rai Way en febrero de 2015, los juegos podrían reabrirse por la secular cuestión del "polo de las torres".
Repasemos algunos pasos. Rai decide cotizar la filial Rai Way, propietaria de las torres de transmisión, en 2014 y pone a disposición del mercado aproximadamente el 36% del capital social. Esta operación destapa la olla de necesidad, oportunidad y conveniencia, para que nuestro país cuente con un sistema de distribución eficiente y racional de señales de radio y televisión. Dos grandes operadores, Rai y el competidor Mediaset, configuran un sistema redundante que genera desperdicios y posibles ineficiencias. El Gobierno entró inmediatamente en el juego y anotó un punto decisivo: un poste de las torres en Italia puede, de hecho, debe hacerse con una condición: el control público está garantizado. Esta posición también ha sido reafirmada en FIRSTonLine con una entrevista con el subsecretario Giacomelli.
Volvamos a la Opa. En su momento, la iniciativa Ei Towers parecía apuntar más a una mera operación de alquimia financiera que a un proyecto de política industrial. Tanto es así que las acciones de las dos empresas saltaron a tal punto que luego tuvieron que subir las liquidaciones de Consob y, posteriormente, de la justicia ordinaria. Las acciones aún conservan los beneficios de esta operación: desde la colocación inicial de Rai Way a 2.96 euros, la acción siempre ha tenido una evolución muy positiva, situándose ahora casi permanentemente por encima de los 4 euros. En mayo de 2015, la operación fue bloqueada, los interesados se replegaron a sus posiciones y hablaron esporádicamente del tema de fondo de las torres sólo cuando analistas atentos previeron que la operación, tarde o temprano, tendría que concretarse y apostar por el alza de la acción. Lo cual, puntualmente, volvió a ocurrir el pasado lunes, cuando desde las columnas del suplemento económico de La República, leemos que Mediobanca recomienda "sobreponderar" a los tres principales interesados en el negocio de torres: Inwitt, Ei Towers y Rai Way, proponiendo objetivos con importantes incrementos. Así ocurre, por singular combinación, que al día siguiente se anuncia la sentencia del Milán sobre la posible reapertura del partido contra la propiedad del Rai Way y aparentemente se reabren los partidos.
¿Qué puede pasar ahora? En primer lugar, una vez más, el punto central de esta operación no emerge. Es una mera actividad financiera de compra y venta donde un sujeto compra todo o parte de otro sujeto asumiendo o no el control de él, o un proyecto de política industrial donde un tercero es puesto en el centro (el llamado control público) y el otros participan en diversas capacidades y con diferentes pesos (incluidos temas no vinculados directa e inmediatamente a la transmisión)? Es evidente que se trata de dos orientaciones completamente diferentes y suponen estrategias complejas y tiempos de implementación que no son efímeros. En el primer caso, todo podría parecer simple, y la competencia se traslada a la arena del mercado donde gana el que es más fuerte y luego se ajusta la composición de la gobernanza.
En el segundo escenario, sin embargo, todo adquiere una dinámica diferente. En primer lugar, es necesario una dirección clara de la política económica sobre este terreno que, por el momento, no parece haber surgido con claridad. Entre líneas de declaraciones oficiales y extraoficiales, nadie ha expresado hasta ahora una opinión sobre de qué modelo de "poste de las torres" deberíamos hablar. Los directamente implicados, Barbieri por Ei Towers y Mancino, el nuevo director ejecutivo de Rai Way, en el mejor de los casos se limitan a reiterar que “el poste de las torres se podría hacer” y no dicen nada más.
También en este contexto, donde la política ejerce, o debería, el poder, cabe recordar que los escenarios que dieron lugar a la OPA de 2015 han cambiado radicalmente y, más aún, están llamados a cambiar rápidamente en los próximos meses. El equilibrio entre los principales partidos es más precario que nunca y nadie puede apostar nada sobre los tiempos y contenidos y dirección de los proyectos económicos y, se puede aventurar, menos que nadie sobre el "polo de las torres". Por no hablar de las respectivas dificultades internas a las que se enfrenta cada uno de los interesados, por no hablar de los americanos a punto de desembarcar (gigantes del calibre de American Towers o Crown Castle). Ei Towers, y su matriz Mediaset, tienen su propio pescado para freír con los franceses a las puertas, mientras que Rai Way lucha por asumir una identidad que pueda sacarla de los bajíos de una gestión que, en el mejor de los casos, solo mira al eficiencia y racionalización de la empresa. De hecho, así leyeron algunos observadores la reciente reorganización societaria donde se estableció el Chief Technology Officer, con la responsabilidad atribuida a Michele Frosi, y la confirmación del cargo de Chief Business Development Officer, donde Umberto Babuscio es el propietario. La cuestión sobre la presidencia de Rai Way sigue sin resolverse, aún, inexplicablemente, en manos de un empleado de una empresa ajena al grupo Rai.
Ambas compañías la próxima semana, 25 y 27 de julio, tienen programados BoDs para sus cuentas semestrales y no debería haber sorpresas. Las acciones en Bolsa seguirán volando, mientras que el "polo de las torres" tardará en llegar.. Mientras tanto, sin embargo, la política vuelve a hablar: “Conviene que el Gobierno incluya en una normativa primaria el control público estatal de Rai Way”, ha declarado el diputado PD Anzaldi. Cuándo y cómo es otro asunto.