Si el informe de una junta de accionistas de una sociedad cotizada se limitara a informar sólo las cifras, este artículo podría darse por cerrado en unas pocas líneas. Especialmente cuando los números son todos buenos. Este es el caso de la cita anual de Rai Way donde se propone la aprobación de los estados financieros de 2017 y la distribución de beneficios a los accionistas, que tuvo lugar ayer por la mañana en Viale Mazzini.
Así que los números hablan por sí solos y dicen que la compañía goza de buena salud: el año pasado Rai Way generó unos ingresos de 216,2 millones de euros, ligeramente por encima del año anterior, el margen bruto de explotación aumentó un 3,8% y la misma tendencia el beneficio de explotación superó los 80 millones de euros mientras que, por el contrario, se produjo una importante reducción de la deuda financiera, que descendió hasta los 4,8 millones de euros.
Se registró un beneficio neto de más de 56 millones de euros, distribuidos casi en su totalidad a los accionistas donde el accionista mayoritario, Rai, hizo efectivo un cheque por más de 35 millones. Finalmente, el desempeño de la acción en Bolsa, comparado con el valor de la cotización que tuvo lugar en noviembre de 2014, continúa registrando excelentes desempeños. Todo bien y nos vemos el próximo año.
Comentarios al margen de la Asamblea. En primer lugar, se percibe inmediatamente una cierta "peculiaridad" -incluso visual- que ya se ha apuntado en este periódico: en el Consejo de Administración el representante del accionista Rai -en este nombramiento con ausencia justificada- se encuentra en clara minoría. .
El órgano de gobierno de la Sociedad está presidido por un extraño y la mayoría de los directores son independientes. Un único director, Gian Paolo Tagliavia, tiene la función de representar el derecho y el deber del accionista de ejercer el control y proponer las líneas generales de actuación que debe seguir la sociedad cotizada, incluso dentro de su ámbito de autonomía de gestión.
Cabe recordar que estamos hablando de una empresa pública, es decir, una "persona jurídica puesta bajo el control de un organismo público (MEF que ejerce el control sobre Rai que, a su vez, controla Rai Way)" tal y como se recoge en el folleto presentado en el momento de cotizar. También establece que la Sociedad deberá “participar en los mismos fines que la sociedad matriz también en cuanto a la finalidad de satisfacer necesidades de interés general que no tengan carácter industrial o comercial”.
El año pasado, como también se ha mencionado, Rai Way lanzó dos importantes iniciativas. El primero se materializó con el “acuerdo plurianual para la operación y mantenimiento de la red de difusión de televisión y radio del Grupo Norba”. El segundo se refería al interés en la adquisición de Persidera, junto con F2i.
Esta última iniciativa, en particular, merece una nota adicional. La operación podría haberse insertado en un contexto de M&A entre empresas que operan en el sistema de infraestructura de transmisión como para sugerir el inicio de un proceso hacia el tan discutido "polo de las torres". Bueno, tal historia es difícil imaginar que pueda configurarse como una mera operación comercial.
"La consolidación del sector de las torres de transmisión es racional desde el punto de vista industrial y estratégico", declaró el presidente ejecutivo Aldo Mancino al final de la reunión, al considerarla "una oportunidad por explorar". La cuestión de las torres, sin embargo, es un tema de gran interés estratégico nacional y, quizás en otras circunstancias, hubiera sido útil conocer el pensamiento del accionista mayoritario al respecto quien, en cambio, que sepamos, nunca ha expresado una palabra a la espera de un plan industrial que debería estar en proceso en este mismo período.
El panorama de los potenciales riesgos industriales que se vislumbran en el futuro cercano Rai Way surgió durante la Junta de Accionistas, aunque en tonos apenas insinuados. En la Memoria de los estados financieros de 2017 se recuerda que el pasado año se produjeron dos hechos importantes: la renovación de la Concesión entre el Estado y la Rai y la renovación del Contrato de Servicios correspondiente. Ambos documentos se firmaron con una importante variación en cuanto a su duración (los primeros diez años y los segundos cinco).
Además, en diciembre de 2017, la ley del 27 de diciembre de 2017, n. 205. Al respecto, el Informe a los estados financieros señala que: “La pérdida de la propiedad de las Frecuencias por parte de los clientes de los Radiodifusores, en todo o en parte, y/o la modificación de las Frecuencias asignadas a los Radiodifusores, siguiendo también las proceso de reasignación de los derechos de uso de las frecuencias en la banda 694-790 MHz, podría resultar en una pérdida de clientes para la Compañía o en la redefinición del alcance de los servicios prestados a los clientes, con efectos negativos en sus ingresos, así como sobre su situación económica, activos y pasivos".
El denominado “combinamiento” de estos elementos habría requerido un extraordinario esfuerzo de indicación estratégica que no hubiera resultado impropio en la Carta a los accionistas propuesta a la Junta General de Accionistas, quizás de cara al próximo vencimiento del anterior 2015 -19 plan de negocios.
Finalmente, una última nota sobre las inversiones. La versión en papel de la Memoria y Cuentas Anuales de 2017 entregadas a la Junta General de Accionistas señala que respecto al año anterior disminuyeron de 19,5 a 16,3 millones de euros. Durante la presentación, sin embargo, se dijo que en cambio aumentaron a 23,7 en consideración a las inversiones financieras.
En este ítem, el componente "desarrollo" se refiere a la reconfiguración de cuatro transpondedores satelitales mientras que la parte más significativa se refiere a inversiones de mantenimiento. Todo parece bastante modesto, sobre todo releyendo que a Rai Way le gustaría "estar a la vanguardia en la experimentación y el uso de nuevas tecnologías" y podría no ser suficiente anunciar el establecimiento de una "estructura ad hoc dedicada a la innovación". e investigación para preparar a la Compañía para el cambio”.
“El futuro está por escribirse”, fue el lema propuesto cuando la Compañía lanzó su cotización en Bolsa. El cambio está a la vuelta de la esquina y será urgente que alguien tome lápiz y papel para tomar notas, quizás con la idea de repartir parte de los dividendos también al desarrollo.